Insomnio
La España que no duerme
Hay un ejército de personas que se desvela o pasa la noche en vela: el insomnio crónico afecta ya al 14% de los españoles, pero el 43% presenta algún problema para dormir. Algunos especialistas hablan ya de “epidemia social” y piden a las administraciones que aborden el insomnio como un problema a resolver a través de una Estrategia Nacional del Sueño.
Por Carolina Martínez
No, la España que no duerme no es esa que sale de fiesta ni mucho menos la que se divierte. La España que no duerme es un ejército de personas que en nuestro país sufren insomnio. Esa que se desvela, o que no concilia el sueño, que deambula por la noche en su casa. Esa España que ve amanecer sabiendo que ese día será un mal día.
Un 43% de los españoles, casi la mitad de la población, presenta síntomas de insomnio. Es decir, casi una de cada dos personas sufre trastornos del sueño, con importantes implicaciones en su salud física y mental, así como en su calidad de vida, lo que no solo afecta al bienestar social del conjunto de la población sino también a la productividad.
Los datos epidemiológicos publicados en España sobre insomnio crónico, la expresión más grave de la enfermedad, en mayores de 18 años en los últimos 20 años, ofrecen una visión bastante pesimista: el insomnio crónico afecta ya al 14% de la población española, a más de seis millones de personas.
El insomnio crónico afecta a más de seis millones de personas
Entre niños y jóvenes, en donde el sueño es especialmente relevante ya que afecta al desarrollo neurológico, físico, cognitivo y emocional, las cifras muestran que cuatro de cada diez menores de entre 8 y 16 años no cumplen con las recomendaciones de horas de sueño. Esta realidad se acentúa especialmente en los adolescentes, ya que más de la mitad duerme menos de siete u ocho horas, según los datos de la Alianza por el Sueño.
Estrategia pública
“El sueño es un pilar fundamental para la salud mental y física del ser humano en cualquier etapa de su vida. Es urgente integrar el cuidado del sueño en estrategias públicas como es la estrategia de salud mental. Un trastorno del sueño como el insomnio triplica la probabilidad de padecer ansiedad o depresión y es un factor predictivo del riesgo de suicidio”. Esta es la alerta que lanza el doctor Carlos Egea, coordinador del Grupo Sanitario de la Alianza por el Sueño y presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (Fesmes).
Ahora que hablamos por fin de salud mental, debemos poner sobre la mesa que en España, definitivamente, se duerme mal. Sin embargo, a pesar de la alta prevalencia de los trastornos del sueño, de las implicaciones para la salud y de que la mayoría de los trastornos se pueden prevenir o tratar, menos de un tercio de las personas que los padecen llegan a consultar con su médico.
Escaso diagnóstico
La Sociedad Española de Neurología (SEN) calcula que en España solo están diagnosticados un 10% de los casos totales. Así lo apunta la doctora Ana Fernández Arcos, coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la SEN: “Aunque los trastornos del sueño son comunes, no siempre se diagnostican ni se tratan adecuadamente”. La neuróloga añade que “muchas personas consideran que deben conformarse y no buscan atención medica, aunque experimenten problemas de sueño persistentes”.
Menos de un tercio de las personas con problemas de sueño consultan con su médico
Manuel Armayones, psicólogo e investigador del eHealth Center de la Universitat Oberta de Catalunya, considera que el insomnio “es una epidemia social, que nos resta salud y productividad, pero sobre todo felicidad. Es un problema que por desgracia no está en la agenda política. La mayoría de empresas tienen programas para ejercicio, hábitos saludables, dieta, etcétera, pero para el sueño no hay”, añade.
Alianza por el sueño
Ante esta situación, más de 30 organizaciones médicas multidisciplinares y asociaciones de pacientes se han unido en la Alianza por el Sueño, a través de la que demandan a las administraciones una Estrategia Nacional de Sueño. Recientemente entregaron a la ministra de Sanidad, Mónica García, más de 32.000 firmas recogidas en change.org a través de la campaña #Españatienesueño.
La ministra destacó la necesidad de “normalizar el sueño como un derecho esencial, no solo individual sino colectivo, ya que dormir poco no es bueno y es perjudicial para la salud y la sociedad”, informa Servimedia. Según García, “hay una realidad que es la banalización de que los trastornos del sueño son algo inherente a la sociedad en la que vivimos y en la que el sueño es lo menos importante”.
La presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), Carina Escobar, subraya “el impacto que tiene el sueño en las personas” y, por ello, solicita “asumirlo como un hábito saludable” por parte de las autoridades sanitarias. Además, incide en “valorar el insomnio crónico como una patología o una comorbilidad de otras patologías crónicas”, el cual “requiere respuestas desde la salud pública”.
Por su parte, el doctor Carlos Egea puntualiza que “necesitamos medidas urgentes para poder tratar a los pacientes y evitar las consecuencias que produce la falta de sueño. Es importante establecer una Estrategia Nacional que comprenda formación a profesionales, protocolos de actuación en el diagnóstico y tratamiento, y eliminar las trabas que encuentran los pacientes cuando acuden al médico por estos problemas”.
Trastornos del sueño
Existen cerca de 100 trastornos del sueño que interfieren en el buen descanso. El insomnio, definido como la dificultad para conciliar o mantener el sueño a pesar de tener unas buenas condiciones para hacerlo, es el trastorno del sueño más prevalente en España. Otro trastorno común (5-7% de la población) es la apnea obstructiva del sueño, que se caracteriza por provocar pausas en la respiración durante el sueño, aumentando a largo plazo el riesgo de padecer enfermedades graves.
Por otra parte, entre el 5-10% de los españoles padecen el síndrome de piernas inquietas (SPI), una afección que se manifiesta por sensaciones desagradables en las extremidades que aparecen al atardecer o durante la noche y provocan un impulso irresistible de moverlas durante el descanso, lo que dificulta la capacidad de conciliar el sueño y mantenerlo de manera adecuada.
Ana María Jiménez es una de las pacientes del síndrome de piernas inquietas. “Podemos conciliar el sueño, pero se interrumpe a consecuencia de ese movimiento. Cuando no duermes una noche, te levantas con un humor de perros, imagínate si es un día tras otro, un mes tras otro, años…”, asegura.
“Recordando los peores momentos de mi enfermedad, me viene una palabra, soledad, una soledad prolongada en el tiempo que se convierte en tristeza y es muy difícil de gestionar. Cuando se acerca la noche, es el momento de una nueva batalla conta la soledad, la noche puede ser muy larga, eterna, por la noche todos los problemas se intensifican y estás solo. Por supuesto, te condiciona el carácter”, apunta esta paciente.
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