La reciente investigación El valor de la amistad en la adolescencia y la juventud 2023, realizada por Fad Juventud y Fundación SM, desmiente este estereotipo y muestra que, lejos de ser efímeras y superficiales, las amistades juveniles son profundas, significativas y esenciales para el desarrollo personal y emocional. Y que el contacto digital contribuye a esa profundidad. La adolescencia es una etapa de exploración y autoconocimiento.

En este contexto, la amistad desempeña un papel esencial: permite a los y las jóvenes descubrir quiénes son y construir una identidad sólida. A través de la confianza, la sinceridad y la reciprocidad, los amigos y amigas se convierten en espejos que reflejan y validan su identidad, ayudándolos a consolidar su sentido de pertenencia en un mundo a menudo percibido como fragmentado y volátil.

Las redes sociales, a menudo criticadas por fomentar la superficialidad, se revelan en este contexto como plataformas vitales para la expresión y el cultivo de amistades. Aunque presentan desafíos como la sobreexposición y la necesidad de desconexión, también se revelan como un espacio vital donde adolescentes y jóvenes pueden expresarse, compartir sus preocupaciones y fortalecer sus relaciones.

“La ruptura de una amistad puede ser tan dolorosa como la de una relación amorosa”

Otro aspecto fundamental que destaca la investigación es la superación de los estereotipos de género en las amistades juveniles. Tradicionalmente, se esperaba que las mujeres se enfocaran en brindar apoyo emocional, mientras que a los hombres se les asignaba un rol más centrado en la acción. Sin embargo, la juventud de hoy está desafiando estos constructos sociales, y está redefiniendo las normas tradicionales, buscando relaciones más empáticas y auténticas, con independencia del género.

Finalmente, es crucial abordar la educación sentimental en relación con la pérdida de la amistad. La ruptura de una amistad puede ser tan dolorosa como la de una relación amorosa y, sin embargo, no se le presta la misma atención. Es fundamental enseñar a la juventud a manejar estas pérdidas, viéndolas como oportunidades de crecimiento y aprendizaje en lugar de experiencias traumáticas. Esta educación es esencial para desarrollar resiliencia y habilidades emocionales que les permitan enfrentar desafíos futuros con confianza.

Es alentador observar cómo nuestra juventud, con sus valores arraigados en la empatía, la sinceridad y la reciprocidad, está plantando cara a los desafíos que su contexto social concreto les impone. Está construyendo un mundo donde las amistades son auténticas y significativas, mostrando que la capacidad de establecer conexiones humanas duraderas no solo persiste, sino que se fortalece con cada generación.