‘Ruta atlántica’: la realidad del principal y más mortífero camino hasta llegar a España
Crisis migratoria
Según datos del Ministerio del Interior, siete de cada diez migrantes que llegaron a España en 2024 lo hicieron a través de la ruta atlántica, considerada como una de las más inseguras debido a sus altos índices de mortalidad. Una odisea de varios días en el mar que reflejan Aziz y Ayoub, dos jóvenes de origen marroquí que dejaron su vida atrás buscando una nueva oportunidad. Ellos sí consiguieron llegar a las costas de Canarias, pero otros muchos se quedaron en ‘el camino’.
Por Aday Sánchez
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La mayoría de los cayucos que llegan hasta las islas proceden de Marruecos, Sáhara Occidental, Mauritania, Senegal o Gambia. Esto supone trayectos de más de 1.600 km en una pequeña embarcación que muchas veces queda a la deriva. Las mafias se aprovechan de un drama humanitario sin importar las vidas que están en juego ante la que ya ha sido considerada como uno de los trayectos más peligrosos y mortíferos del mundo. La ruta canaria está batiendo récords de llegadas con cifras que no se observaban desde 2006.
Según los datos del Ministerio del Interior, durante 2024 llegaron por vía marítima a España 63.970 personas, una cifra récord sobre las 56.852 de 2023. Canarias fue el principal destino con 46.843 llegadas, lo cual supone un 17,4% más que las 39.910 personas que arribaron al archipiélago durante 2023.
Una de esas historias la protagoniza Aziz, un joven de origen marroquí que llegó a Canarias a bordo de una patera cuando tenía tan solo dieciséis años. Aunque fue en 2019 cuando consiguió llegar a la frontera sur de Europa, esta no era la primera ocasión en la que lo intentaba. “Mi primer intento de llegar a España fue a los 15 años. Salí de mi ciudad y viajé a Tánger con la esperanza de atravesar a la península, pero sufrí mucho y me robaron 2.000 euros, por lo que no logré llegar. Intenté nuevamente llegar a España en 2016, pero tampoco tuvo éxito”, asegura Aziz.
Drama humanitario
Fue hace exactamente cinco años cuando este joven decidió arriesgar su vida y subirse de nuevo a una patera. “En ese momento, no sabía que Canarias existía; solo tenía referencias de otras ciudades del sur de España”. En esta ocasión sí consiguió llegar a su destino después de una larga y dura travesía por el Atlántico. “Salí en una zodiac en un día con muchas olas, y estuvimos a punto de perder la vida. Al llegar cerca de Fuerteventura, las olas eran aún más grandes”, relata aún con miedo Aziz.
El recorrido de Aziz comenzó en Tánger, al subirse a un coche junto a un grupo de 60 personas que esperaban, con esperanzas, llegar al mismo destino. Tras tres horas de trayecto por el desierto, llegaron a la costa donde esperaban varios cayucos. “Salí en la primera patera. Cuando nos dieron señales cogimos la patera y la metimos en el mar, había bastante oleaje y las personas que nos llevaron hasta allí nos dieron un barril de gasolina para el motor”, cuenta Aziz.
Aziz: "Mi primer intento de llegar a España fue a los 15 años, pero me robaron 2.000 euros y no lo pude conseguir”
Después de cuatro días en el mar, cuando llegaron a aguas de Fuerteventura se encontraron con un fuerte temporal marítimo. “Temí por mi vida, me aferré al pensamiento de luchar con todas mis fuerzas por mi familia, por darles un futuro mejor con ese último empujón”, detalla Aziz añadiendo que al pisar tierra “me saltaron las lágrimas por cumplir el objetivo de saber que había llegado a España”.
Actuación de las mafias
Las mafias aprovechan la oscuridad de la noche para realizar todos los movimientos con estas personas y llevarlos a la costa. Primero les dicen que se alojen en un hotel en los días previos a la fecha prevista de salida. Seguidamente, les cobran el valor del viaje de 2.000 euros, aunque en ocasiones no salga según lo previsto y tienen que regresar al pueblo de inicio. En ese caso vuelven a solicitarles el mismo importe del ‘billete’, algo que en la mayoría de los casos no se pueden permitir estas personas por gastarse todos los ahorros. “Nos llevan a una casa de campo donde nos hacen trabajar para que los vecinos no llamen a la policía. Algunas veces la policía recibía algún aviso y teníamos que salir corriendo a la montaña donde nos escondíamos durante días. Al no poder hacer frente al pago para emprender de nuevo el viaje te devuelven al pueblo donde tienes que volver a trabajar para conseguir el dinero y volver a intentarlo”, relata Aziz.
Ayoub: "Estuvimos a punto de perder la vida, las olas eran cada vez más grandes"
Por una situación similar tuvo que pasar Ayoub. En su caso solo estuvo un día en el mar hasta que llegó a Lanzarote junto a 48 personas. “Las circunstancias en las que vivimos allá son muy diferentes, todo es más duro”, comenta. Debido a la saturación que soportaba la isla en ese momento tuvieron que ser trasladados a un centro de Gran Canaria con mayor capacidad. Ahí estuvo un mes y medio para que, posteriormente, fuera llevado hasta Almería. En ese momento, Ayoub cumplió 18 años, por lo que al tener la mayoría de edad no pudo permanecer más tiempo en el centro de menores. “Fue muy difícil porque pasé mucho tiempo en la calle. Afortunadamente, Cruz roja me daba comida y ropa hasta que hablé con un amigo que vive en Fuerteventura y volví a viajar a Canarias donde resido actualmente”, explica.
Las indicaciones de las mafias que trafican con personas siguen los mismos patrones. No dar información ni colaborar con la policía sobre el trayecto y los procesos realizados. “Nos amenazan, nos dicen que no hablemos y mucho menos demos, en ninguna circunstancia, sus números de teléfono”, detalla Ayoub quien explica lo que les comentan en los momentos previos a su salida en el punto de origen: “Nos dan indicaciones de seguridad. Primero sube la gente que no sabe nada y se sienta en el centro, mujeres y niños y después el resto de hombres. Nosotros salimos con mucha comida, pero en esas condiciones donde se pasa tanto miedo, no te apetece ni comer”. Así llegan al destino.
Hilo de esperanza
Un supuesto de una historia cuya realidad es que tan solo ha finalizado uno de sus capítulos. A sus 22 años, Aziz vive en Fuerteventura donde trabaja como segundo entrenador de un club en el municipio de La Oliva después de realizar un ciclo formativo de entrenador de fútbol. Ahora cumple el sueño que tenía desde los 12 años. Tener una carrera en el fútbol en Europa y poder ayudar a su familia. “También me gustaría abrir una academia de fútbol en mi país para ayudar a los niños a cumplir sus sueños y demostrarles que, como en mi caso, se pueden hacer realidad”, concluye Aziz.
Ayoub a sus 19 años sigue viviendo en Canarias donde aprende el idioma mientras espera recibir sus documentos de residencia. Algo que, asegura, logrará muy pronto sin olvidarse de los que aún no lo han conseguido. “Hay muchos niños que todavía están en la calle, les deseo la mejor de las suertes y soy consciente de la importancia que tiene apoyar a los que lo están pasando mal”, argumenta.
Para atender a chicos como Aziz o Ayoub, en Canarias se llevan a cabo diversos programas como el desarrollado por el Hogar María Auxiliadora gestionado por la Fundación Canaria Main. Ellos dan vida a un proyecto cofinanciado por la Dirección General de Juventud del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Fuerteventura en el que ofrecen un hogar a jóvenes entre 18 y 24 años que se encuentran en riesgo de exclusión social. La mayoría de los jóvenes que acuden, lo hacen derivados desde los Hogares de Protección de Menores una vez cumplen la mayoría de edad. “Estos chicos se quedan en situación de calle de un día para otro y, en la mayoría de los casos, no cuentan con los recursos suficientes para subsistir”, asegura Laura Motoso en nombre de la Fundación.
Mientras se soluciona su proceso administrativo en España, los jóvenes conviven y realizan diferentes actividades durante su estancia para que sea lo más provechosa posible. Se les ofrecen clases de español, actividades de ocio saludables, cursos formativos y la preparación de diferentes exámenes. Igualmente, se les enseña y acompaña en el mantenimiento del hogar, realización de tareas de limpieza, cocina, gestión de la compra de alimentos y demás quehaceres que los prepare para su vida adulta. “Se quiere lograr el establecimiento de una rutina sana, evitando las salidas nocturnas y permaneciendo activos durante el día” cuentan sus educadores sociales, Jesús Núñez y Fran Mendoza.
Solidaridad y reparto
El Gobierno de Canarias se encuentra negociando con el ejecutivo central y las comunidades autónomas el reparto equitativo de migrantes por el territorio nacional con la finalidad de aliviar la carga a la que están sometidos los centros de acogida del archipiélago. Algo por lo que por el momento no hay ningún tipo de consenso ante la negativa de la mayoría de comunidades autónomas.
El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, manifestó a Servimedia que sería “fácil” alcanzar un acuerdo en materia migratoria “si se tiene voluntad”, pero apuntó que si el PP y el PSOE quieren llevar este tema “a la confrontación” y “a la bronca”, seguro que van a encontrar “excusas” para “no llegar a un acuerdo”.
Clavijo destaca que en torno a “5.500 o 5.600” menores extranjeros no acompañados y que las plazas en los centros de acogida están “sobrepasadas en más de 1.000 menores”.
El viceconsejero de Bienestar Social del Gobierno de Canarias, Francis Candil, expuso a Perfiles que “lo que reclamamos es un reparto solidario y consensuado en todo el territorio español, porque la migración no es únicamente responsabilidad de la comunidad receptora directa de personas migrantes, sino de todo el Estado español y de Europa”. Candil añade que “la capacidad de los recursos de atención a menores migrantes en Canarias está sobresaturada. Es una realidad a la que nos enfrentamos día a día”
El objetivo del Ejecutivo canario se focaliza ahora en “hacer entender al resto del país y de Europa que Canarias es frontera sur de Europa y que los migrantes que llegan a nuestras costas no llegan a El Hierro o Lanzarote, llegan a Europa. Reclamamos la actuación efectiva en recursos económicos y en proyectos de derivación por parte del Estado y de Europa”, declara Francis Candil. “Ya no nos valen las palabras. Necesitamos acciones”, determina.
El Gobierno de Canarias pide una solución urgente. “El compromiso del Estado tiene que ser ya efectivo y real. La atención de los menores migrantes no acompañados no puede ser utilizada como arma arrojadiza entre el partido del gobierno central y el partido de la oposición. Debe de haber entendimiento y acuerdo para empezar el traslado de menores a otras comunidades autónomas”, exige Candil, concluyendo la realidad de estos: “Es un drama humanitario y hay que contar con las miras políticas suficientes para afrontarlo con inteligencia y efectividad”.
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