José Manuel García-Margallo

“Trump hace la política de un promotor del Bronx que vende pisos”

Aunque no coincidió como ministro de Exteriores con Donald Trump, ya que este accedió a la presidencia de Estados Unidos en 2017, José Manuel García-Margallo ha seguido de cerca su mandato como analista y observador. Ha reflexionado en profundidad sobre las consecuencias de las decisiones del presidente en materia de relaciones internacionales, comercio, defensa y multilateralismo. Su experiencia diplomática y su visión europeísta ofrecen claves valiosas para interpretar los cambios en la política exterior estadounidense durante este periodo. Y pronostica que la Unión Europea debe reaccionar “porque la otra opción es la irrelevancia”.

Por Carolina Martínez | Fotografía: Gaby Soto

24/06/2025
José Manuel García-Margallo

¿Cómo valora los primeros 100 días de mandato de Trump? 

Creo que Trump no ha sorprendido a nadie: hace la política de un promotor de Bronx que vende pisos. Empieza situándose siempre en una posición de máximos para, a medida que va avanzando en la negociación, ir retrocediendo hasta llegar al punto donde quiere llegar. En un libro que escribió en 1987, él mismo dice una frase muy reveladora: “Hay quien dice que yo soy un jugador. No lo soy. Un jugador es el que mete las fichas en las máquinas tragaperras. Yo quiero ser el dueño de la máquina”. El carácter transaccional es lo más importante de su política, y lo estamos viendo. Él anuncia una serie de aranceles de una enorme magnitud para ir luego retrocediendo a medida que se tropieza con la realidad, y creo que llegaremos a un acuerdo, incluso con China.

Considera que los Estados Unidos tienen una crisis de valores, un relativismo moral, por eso es muy radical en contra de la cultura woke, y ahí se explica su política respecto a los medios, las universidades, la depuración en la administración y la supresión de los programas que él considera que forman parte de esa cultura woke. En política internacional, parte de que EE. UU. está en un declive, y lo explica con tres datos: el déficit comercial, que es gigantesco; el fiscal, que es muy importante, y la deuda pública, fundamentalmente en manos de países que pueden ser potencialmente adversarios.

EE. UU. asume a partir de la II Guerra Mundial un liderazgo del llamado mundo libre, pero él adopta una postura contraria, no quiere que intervenga en ningún asunto en el que no estén implicados sus intereses. El ejemplo más claro es Ucrania. Y explica también su postura respecto a la Alianza Atlántica, diciendo no esperen que les suplamos su falta de gasto militar. ¿Qué ha pasado? Que se ha tropezado con la realidad. Se ha devaluado el dólar, ha subido el tipo de interés del bono a diez años, se ha desplomado la bolsa y ha aumentado la desconfianza de una parte sustancial de su apoyo electoral, los grandes empresarios. Y entonces él, con este carácter transaccional, suspende los aranceles durante 90 días para abrir un proceso de negociación. Veremos cómo termina esa negociación.

“Entramos en una situación complicada, un nuevo orden mundial, con una reconstrucción de los imperios y su esfera de influencia: EEUU, Rusia y China”

Pero EE. UU. atraviesa una importante crisis interna, con una gran polarización. ¿Cree que tendrá respaldo para mantener estas políticas durante todo su mandato?

Ahora mismo el partido republicano es trumpista puro. Empezará a tener resistencias, pero por ahora no las tiene. Ha tenido a las grandes tecnológicas a su lado, a los medios de comunicación. Por primera vez, el Washington Post no ha pedido el voto para los demócratas; tiene una mayoría de jueces conservadores… Tiene un poder como no tuvo en el primer mandato. Y tiene una convicción, que en el primero no fue lo suficientemente atrevido. Pero es cierto que el próximo año tiene elecciones en Congreso y Senado, y los republicanos empiezan a pensar que puede llevarlos a una catástrofe. Esto le puede frenar y obligarle a alcanzar negociaciones más razonables, que es lo que creo que va a pasar.

¿Cómo ve la situación de Ucrania? Prometió resolverlo, pero sigue enquistado.

Lo que es grave es que quiere forzar a Zelensky a aceptar que Putin se quede con Crimea y con las otras cuatro regiones en las que tiene un ejército de ocupación. Eso es la ruptura del orden internacional de 1945. Hay un principio que ha sido sagrado hasta ahora, que es el respeto a la integridad territorial, a las fronteras establecidas. Eso son las Naciones Unidas, eso es Helsinki en el 75. En el caso de Ucrania es mucho más sangrante porque hay un memorándum, Budapest 1994, que firman EE. UU., Reino Unido, Rusia y Ucrania, por el que Ucrania cede su arsenal nuclear a cambio de que los firmantes, incluido Rusia, respeten sus fronteras. Esto salta por los aires. Estamos aceptando que la fuerza sea fuente del derecho, que es exactamente lo contrario para lo que se crearon las Naciones Unidas.

Es un punto de inflexión, porque a partir de ahí entramos en un terreno de incertidumbres. Si ya las fronteras no son sagradas, ¿por qué no va a invadir Transnistria o incluso a los países bálticos? Ese es el punto más grave que ya ha asumido todo el mundo. Ya todo el mundo asume que Zelensky tiene que hacer una concesión, que es renunciar a su soberanía de parte de su territorio.

¿A lo mejor Europa tenía que haber propiciado ese acuerdo de paz con anterioridad a que llegara Trump?

A lo mejor, eso es lo que se llama una política realista. Pero eso es decir que todos los acuerdos internacionales que hemos construido desde 1945 han desaparecido. Esa política de apaciguamiento no ha funcionado nunca. El ejemplo más claro es Múnich 1938. A Hitler se le ocurre que se tiene que quedar con la región de los sudetes porque son de habla alemana y estaban bajo la soberanía de Checoslovaquia y entonces se reúnen en Múnich franceses, ingleses, italianos y deciden que puede quedárselos sin contar con los checos. El otro gran precedente, también de los años 30, porque creo que estamos en un periodo parecido, es el reparto de Polonia entre Molotov y Von Ribbentrop. Si ya no se respetan las fronteras, ¿por qué no invadir China a Taiwán? ¿Qué razón hay?

“Trump tiene un poder como no tuvo en el primer mandato. Y una convicción, que en el primero no fue lo suficientemente atrevido”

¿Y qué opina que pasará finalmente?

Que se van a repartir Ucrania. Trump va a presionar para que se acepte el acuerdo de Estados Unidos y Rusia. Lo que quiere es salirse de ahí y terminar esa historia, pero quedándose con parte del botín, que son los materiales raros, y trasladar toda su energía al foco que realmente le interesa, que es China. Entramos en una situación muy complicada, un nuevo orden mundial, con una reconstrucción de los imperios y su esfera de influencia: Estados Unidos con influencia en Groenlandia, Canadá y Panamá; Rusia en Ucrania y ya veremos si no da un paso más en otros sitios; y los chinos en Taiwán. El problema es dónde queda la Unión Europea.

Exacto, ¿dónde queda?  Parece que estamos como una pequeña hormiguita aplastada por tres imperios. ¿Dónde quedan nuestros valores?

Hay un cambio de valores. Como en los años 30, la división ya no es entre derechas e izquierdas, sino entre democracias liberales y democracias iliberales. La democracia liberal es la que respeta los derechos humanos, la separación de poderes y la multilateralidad. Las democracias iliberales niegan todos estos principios. Los únicos que ahora defienden esos valores en puridad son los estados de la UE, pero mientras no tengamos una verdadera unión política podemos caer en la absoluta irrelevancia. En 1900, no existía la UE, pero Europa tenía el 25% de la población y ahora estamos en el 4,5% o 5% y en una caída libre. El PIB está en el 17% mundial, pero se calcula que dentro de 10 o 12 años estaremos en el 9%. La nueva revolución tecnológica está en manos de Estados Unidos, China e India. Estamos perdiendo la carrera, anclados en industrias obsoletas, como son la automoción y el sector farmacéutico. En los últimos 50 años, esto es un dato que me impresiona mucho, no se ha creado ninguna megaempresa en la Unión Europea (capitalización bursátil de 200.000 millones de dólares). Todas están en Estados Unidos porque el mercado no está fragmentado, hay un verdadero mercado interior, la financiación es mucho más barata y no están asfixiados por la regulación.

“En Europa hay dos clases de países, los que son pequeños y los que todavía no saben que son pequeños. Dentro de 20 años, entre las ocho grandes economías del mundo no habrá ninguna europea”

Pinta mal, pero ¿puede ser una oportunidad para la Unión Europea? Da la impresión de que toda Europa es una enorme burocracia poco funcional. ¿Cómo solucionar esto?

Debe tener solución porque la otra opción es la irrelevancia. Es como la política de defensa. EE. UU. nos ha dicho que no se van a ocupar de nuestros problemas. Tenemos una gran fragmentación, un problema enorme con el auge de partidos extremos, contrarios a la UE. En Europa hay dos clases de países, los que son pequeños y los que todavía no saben que son pequeños. Dentro de 20 años, entre las ocho grandes economías del mundo no habrá ninguna europea. Estamos en muy malas condiciones. Soy muy crítico respecto al liderazgo en Europa. Los estados se han empeñado en que no haya un liderazgo. Sabemos lo que hay que hacer, pero no sabemos lo que hay que hacer para que nos voten después de haber hecho lo que había que hacer.

¿Hay riesgo de que comience una negociación bilateral con EE. UU. por parte de países de la UE?

Si la Unión Europea quiere tener alguna posibilidad de sobrevivir en esta batalla tiene que actuar unida porque la política comercial es competencia de la Unión, no de los estados. Los aranceles solo los puede subir la UE. Yo siempre he creído que los dos pilares en que se tiene que basar la política española es el fortalecimiento del proyecto europeo y la relación transatlántica. Hay que crear una gran área euroatlántica que sea contrapeso de los otros poderes y eso es lo que dijo Elon Musk, cuando dijo aranceles cero.

¿Qué pasará con Groenlandia, Canadá y Panamá?

Realmente, él quiere que Panamá baje las tarifas a los barcos americanos y que la influencia china, que controla los dos puertos de entrada y salida, sea menor. En México ya ha conseguido que manden 10.000 soldados a la frontera para parar la inmigración ilegal. En Canadá llegará una negociación para paliar el déficit que tiene y en Groenlandia, que es lo que yo creo que realmente le importa, aumentará la presencia militar americana, porque ahí se está jugando la ruta del Ártico, y que le den más facilidades en los minerales.

¿Cómo valora las relaciones de España con Estados Unidos?   

No pueden ser peores. Yo creo que una de las razones por las que Pedro Sánchez no fue al funeral del Papa es porque no tenía ninguna gana de encontrarse con la delegación americana, además de que tiene aversión a cualquier ceremonia religiosa, no fue a la misa de la dana, ni a la del covid, ni a Notre Dame. A Trump no le gusta un gobierno social-comunista, ni la postura de España en Iberoamérica, ni con Palestina, ni que escatime en Defensa. Donald Trump ha recibido ya a más de 60 mandatarios de todo el mundo, menos a España.

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