Jorge Flores, fundador y director de PantallasAmigas
“Por debajo de los 12 años, el móvil casi siempre será inapropiado”
“En las edades tempranas, hasta los 6 años, las pantallas restan, limitan el desarrollo”, precisa Jorge Flores, fundador y director de PantallasAmigas, una organización volcada en promover un uso responsable de internet y otras tecnologías en la infancia y la adolescencia.
Por Rafael Olea

¿Cómo surgió PantallasAmigas y cuáles son sus principales objetivos?
Nació en 2004, hace veinte años, con el propósito de fomentar el uso seguro y saludable de internet. El hecho que motivó su creación fue que, usando internet para un proyecto educativo online para una entidad social, vimos que ocurrían cosas nocivas que afectaban a niños y adolescentes, en concreto, relacionadas con el acoso sexual por parte de personas adultas, o grooming; el ciberacoso entre iguales, o ciberbullying, y el acceso a contenidos nocivos a esas edades, especialmente la pornografía.
Estos problemas estaban pasando en otros países. Intuimos que era cuestión de tiempo que todo eso comenzara a ocurrir en España y nos pusimos a trabajar. No pensamos que tendría tanto desarrollo y relevancia, ni que surgirían retos y oportunidades nuevos y tan importantes para los menores.
¿Cómo deben utilizar internet y otras tecnologías los niños y adolescentes?
Es importante que abordemos el binomio personas menores y tecnología desde una visión amplia con base en los derechos de la infancia. Esto supone ir más allá de la protección, y pensar también en su uso para que participen en las cuestiones sociales y para su pleno desarrollo. No es fácil mantener un equilibrio, pero ese debe ser nuestro objetivo para con ellos. Que sean consumidores conscientes y críticos, que respeten los derechos de las demás personas, que participen usando su voz en la Red y que expriman todas sus posibilidades.
¿A qué edad deben acceder los menores a nuevas tecnologías?
Podemos pensar en cosas tan diversas como las redes sociales, los videojuegos, o el consumo de contenido audiovisual televisivo o de Twitch en tablet. En todo caso, no es tanto una cuestión de edad sino de qué hacen, para qué y cómo.
Tenemos que tener bien presente que en las edades tempranas, hasta los 6 años, las pantallas restan, limitan el desarrollo pleno y natural. Entre los 6 y los 8 hay que cuidar mucho también el acceso a contenidos y, sobre todo, la cantidad y el momento, dando por hecho que la naturaleza de los mismos esté ya controlada.
A partir de los 9, los videojuegos son una buena plataforma, con la debida supervisión, para la experimentación de la socialización online, y una oportunidad para que padres e hijos participen juntos y se cree un nexo de confianza y complicidad que les será muy útil en el futuro.
¿Y con cuántos años deben tener un móvil propio?
No es una cuestión de edad, tiene que ver con el momento en que entre padres e hijos alcanzan el umbral adecuado para que el uso, aun con ciertos riesgos que siempre existen, sea provechoso y saludable. Por eso hay dos partes, por un lado, la de la persona menor, a la que se le atribuyen ciertas capacidades según su edad, aunque sabemos que esto depende de otros factores también. Por otro, la de las personas adultas que acompañan, padres y madres, que deben poner el resto para que ese umbral se garantice. Ese resto está compuesto de capacidad y dedicación.
Si pensamos en las capacidades tipo según edad de los hijos y en los conocimientos y dedicación promedio de los padres, podemos asegurar que por debajo de los 12 años, el móvil casi siempre será inapropiado. No quiere decir que por encima sea adecuado ni que por debajo siempre sea irresponsable. Hay muchos modelos de acompañamiento, de uso, de terminales…También hay que mencionar que retrasar en exceso hace que se pierda capacidad de influencia y supervisión.
¿Deben los progenitores supervisar la actividad de sus hijos con el móvil e Internet?
Por supuesto. Primero instruir, acompañar y, luego, supervisar, respetando siempre su derecho a la privacidad y también el de las personas que se comunican con ellos. Como cualquier otra área de la vida de nuestros hijos exige cuidado y supervisión. No somos partidarios del espionaje, salvo en caso de incidente delicado. Si consideramos que debe ser “espiado”, quizás lo que hay que cuestionar es si está preparado para tener un móvil. Supervisión sí, espionaje solo en casos extremos. Acompañamiento, educación y buen ejemplo, siempre.
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