Día Internacional para la Tolerancia

La UNESCO hace un llamamiento a la tolerancia

En el Día Internacional para la Tolerancia, que se celebra cada 16 de noviembre, la UNESCO hace un llamamiento para reducir la intolerancia y actuar contra la indulgencia y la indiferencia, enfocándonos en el respeto y aprecio por la gran variedad de culturas de nuestro mundo, nuestras formas de expresión y maneras de ser humanos.

Por Lidia Rossi

16/11/2024
Tolerancia

La tolerancia reconoce los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los demás. Las personas son diversas por naturaleza; solo la tolerancia puede garantizar la supervivencia de comunidades mixtas en todas las regiones del planeta, pero, ¿qué se puede hacer para contrarrestar la intolerancia?

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, que contribuye a la paz y la seguridad fomentando la cooperación internacional en materia de educación, ciencias, cultura, comunicación e información, establece que la lucha contra la intolerancia requiere leyes.

Cada gobierno es responsable de hacer cumplir las leyes en materia de derechos humanos, de prohibir y castigar los delitos motivados por el odio y la discriminación contra las minorías, ya sean cometidos por funcionarios del Estado, organizaciones privadas o particulares. El Estado también debe garantizar la igualdad de acceso a los juzgados, los comisionados de derechos humanos o los defensores del pueblo, para que la gente no se tome la justicia por su mano y recurra a la violencia para resolver sus disputas

La UNESCO insiste en que la lucha contra la intolerancia requiere educación. Las leyes son necesarias, pero no suficientes para contrarrestar la intolerancia en las actitudes individuales. La intolerancia tiene muy a menudo sus raíces en la ignorancia y el miedo, miedo a lo desconocido, al otro, a otras culturas, naciones o religiones. La intolerancia también está estrechamente vinculada a un sentimiento exagerado de autoestima y orgullo, ya sea personal, nacional o religioso. Estas nociones se enseñan y aprenden a una edad temprana. Por lo tanto, hay que hacer más hincapié en educar más y mejor. Hay que esforzarse más por enseñar a los niños la tolerancia y los derechos humanos, otras formas de vida. Hay que animar a los niños en casa y en la escuela a ser abiertos de mente y curiosos.

Hay que esforzarse más por enseñar a los niños la tolerancia y los derechos humanos, otras formas de vida

La educación es una experiencia que dura toda la vida y no empieza ni termina en la escuela. Los esfuerzos por fomentar la tolerancia a través de la educación no tendrán éxito a menos que lleguen a todos los grupos de edad y tengan lugar en todas partes: en casa, en las escuelas, en el lugar de trabajo, en la aplicación de la ley y en la formación jurídica, y, no menos importante, en el entretenimiento y en las plataformas de información.

Acceso a la información y toma de conciencia

Asimismo, la UNESCO subraya que la lucha contra la intolerancia requiere acceso a la información. La intolerancia es más peligrosa cuando se explota para satisfacer las ambiciones políticas y territoriales de un individuo o de grupos de individuos. Los incitadores al odio suelen empezar por identificar el umbral de tolerancia del público. Después desarrollan argumentos falaces, mienten con estadísticas y manipulan la opinión pública con desinformación y prejuicios.

La manera más eficaz de limitar la influencia de los hostigadores es desarrollar políticas que generen y promuevan la libertad de prensa y el pluralismo de la prensa, para que el público pueda diferenciar entre hechos y opiniones.

Esta lucha también requiere una toma de conciencia individual. La intolerancia en una sociedad es la suma total de la intolerancia de sus miembros individuales. El fanatismo, los estereotipos, la estigmatización, los insultos y las bromas racistas son ejemplos de expresiones individuales de intolerancia a las que algunas personas se ven sometidas a diario.

Para luchar contra la intolerancia, los individuos deben tomar conciencia del vínculo que existe entre su comportamiento y el círculo vicioso de desconfianza y violencia en la sociedad. Cada uno de nosotros debería empezar por preguntarse: ¿soy una persona tolerante?, ¿estereotipo a la gente?, ¿rechazo a los que son diferentes de mí?, ¿culpo de mis problemas a 'ellos'?

Soluciones locales

Por último, la lucha contra la intolerancia requiere soluciones locales. Mucha gente sabe que los problemas del mañana serán cada vez más globales, pero pocos se dan cuenta de que las soluciones a los problemas globales son principalmente locales, incluso individuales. Ante la escalada actual de intolerancia, no debemos esperar a que los gobiernos y las instituciones actúen solos. Todos somos parte de la solución. No debemos sentirnos impotentes pues, en realidad, poseemos una enorme capacidad para ejercer el poder.

La acción no violenta es una forma de utilizar ese poder, el poder de las personas. Las herramientas de la acción no violenta (reunir a un grupo para hacer frente a un problema, organizar una red de base, demostrar solidaridad con las víctimas de la intolerancia, desacreditar la propaganda que incita al odio) están a disposición de todos los que quieran poner fin a la intolerancia, la violencia y el odio.

 

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