En la misma línea, el informe sostiene que un 69% cree que debería prohibirse el uso de teléfonos inteligentes en las escuelas, seis puntos más que el año pasado. Sin embargo, los jóvenes no ven el riesgo que señala el resto de la sociedad y solo el 41% se muestra partidario de hacerlo frente al 83% de la generación del Baby Boom, el 77% de la X y el 71% de la Millennial.

Independientemente de su ideología, la mayoría respalda aplicar estas medidas restrictivas a la tecnología en las aulas. Esta convergencia representa uno de los pocos puntos de encuentro en materia educativa entre diferentes sensibilidades políticas, aunque, como indica la publicación, los votantes de derecha se muestran algo más partidarios a la prohibición del uso del smartphone que los de izquierda.

Inteligencia artificial

Los españoles no tienen aún claro el verdadero impacto de la tecnología, incluida la IA, en la educación. Por el momento, según Ipsos, son algunos más (33%) los que creen que será negativo, frente a los que lo consideran positivo (27%), pero casi un 28% no tiene una opinión formada al respecto.

En relación con la inteligencia artificial en la educación, la falta de consenso es aún mayor. El 39% considera que su uso debería prohibirse en las aulas, un 34% está en desacuerdo con esa prohibición y un 28% no se posiciona. La división también aparece en el plano ideológico, con un respaldo más firme a la prohibición entre los votantes de derechas que entre los de izquierdas (50% de VOX y 48% por parte del PP; frente al 35% del PSOE y el 28% de Sumar).

En cualquier caso, la sociedad española no se desmarca demasiado de la tendencia global, ya que esta disparidad entre opiniones alrededor de la prohibición de la IA en las escuelas es compartida con el resto de los 30 países analizados en la investigación.

Calidad educativa

En términos generales, la calidad del sistema educativo español recibe una valoración baja: solo un 29% la califica como buena frente a un 37% que la considera mala. En este aspecto, también existe una marcada brecha generacional: los menores de 35 años (39%) tienen una visión más positiva que los mayores de 50 años (22%).

Y en cuanto a los mayores desafíos a los que se enfrenta el sistema, el diagnóstico es claro: un 35% apunta a un plan de estudios obsoleto; un 32%, a la falta de financiación pública; y un 23%, a las aulas superpobladas. Les siguen otros como la formación inadecuada del profesorado (22%), el sesgo político o ideológico (20%) y las altas tasas de abandono escolar (19%).