Con esta maravillosa exposición, damos la vuelta al museo”, asegura el ex secretario general de la OTAN y actual presidente del Real Patronato del Museo Nacional del Prado, Javier Solana. Por su parte, el director de la pinacoteca, Miguel Falomir, explica que con esta exposición se busca algo que “ya quería mostrarnos Velázquez —en Las Meninas— a través de un ardid”, como es “mostrarnos el reverso” de los cuadros.

“El arte y, particularmente en este caso, la pintura, no es solamente una imagen, es mucho más. Las obras de arte son tridimensionales, cuando nos quedamos solamente en la imagen, que es la reproducción congelada en el tiempo, evidentemente nos procura información, pero nos hace perder mucho, todo aquello que incluye como objeto”, añade el director del Prado. “Me gusta decir que cuando uno ve el cuadro y su reverso, es como si estuviera enfrente de un yacimiento arqueológico y viera toda su estatigrafía”, y lo compara con el momento en el que Alicia traspasa el espejo y entra en el País de las Maravillas.

Y justo en la entrada a la exposición, por primera vez, se presenta la parte trasera de Las Meninas, que ofrece una nueva dimensión a esta obra conocida por su complejidad y profundidad. De hecho, en este cuadro el pintor nos mira desde detrás de un gran lienzo del que solo vemos la trasera y que ocupa buena parte de la superficie pictórica.

Con esa tela clavada a un bastidor de madera, el pintor nos habla de la imagen como artificio y nos abre una puerta hacia una dimensión secreta, según describe el Catálogo de la exposición Reversos, que podrá visitarse en las salas de los Jerónimos del Museo Nacional del Prado hasta el 3 próximo de marzo.

Además de la trasera de Las Meninas y el bastidor original del Guernica, la exposición lleva por primera vez al Prado pintores como Van Gogh o René Magritte

En total, la exposición Reversos muestra 105 piezas estructuradas en diez capítulos, cada uno de los cuáles aborda un aspecto diferente de la temática de la parte trasera de las obras pictóricas. Estos son: El artista tras el lienzo (que muestra al pintor en su taller autorretratado pintando un cuadro del que solo vemos su reverso, como a Velázquez en Las Meninas) y Esto no es una trasera (en la que se usa el trampantojo, una ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es).

Además, El bastidor como cruz (que otorga más religiosidad al cuadro), Caras B (con otras pinturas por detrás de la principal), El lado oscuro (obras que quedaron descartadas), Más información al anverso (inscripciones, sellos, etc.), Pliegues, cortes y recortes (adaptaciones a nuevas ubicaciones o restos de rehabilitaciones); Ornamentos y fantasmas (adornos significativos), De espaldas, frente a la pintura (cuando el espectador o el artista se sitúa frente a un cuadro); y Naturaleza de fondo (los objetos que quedaban detrás del cuadro).

Precisamente en este último capítulo, el comisario de la exposición, Miguel Ángel Blanco, muestra uno de los elementos más abundantes en los reversos de los cuadros expuestos durante años, décadas o siglos: el polvo. Cuando el Museo del Prado descolgó la copia de la gigantesca Transfiguración, de Rafael, recogió el acumulado durante décadas de oscuridad en sus travesaños y lo muestra en cajas…

En definitiva, la exposición Reversos, del Museo del Prado, es una experiencia única que ofrece una nueva perspectiva al revelar lo que oculta la parte trasera de las pinturas (desde tesoros escondidos a polvo), permitiendo apreciarlas de una manera completamente nueva.