Informe ‘Presente y future de la juventud española’
¿Jubilación a los 71 años?
Un informe elaborado por la Fundación BBVA sugiere que, como consecuencia del retraso en la incorporación al mercado laboral de los jóvenes y de la reforma de las pensiones, la edad de jubilación se elevará en 2065 hasta seis años, hasta alcanzar los 71, si se quiere mantener el nivel de vida previo.
Por Redacción

La incorporación al mundo laboral más tardía de los jóvenes, con una tasa de empleo entre los 16 y los 29 años, 15 puntos porcentuales inferior a la de 2007, hará más difícil completar carreras laborales suficientemente largas para lograr una pensión a la edad ordinaria de jubilación que le permita mantener su nivel de vida previo.
Como destaca el informe Presente y futuro de la juventud española, elaborado por la Fundación BBVA, los jóvenes de hoy que se jubilen en 2065 y que solo hayan podido cotizar 30 años, tendrán que compensar sus menores cotizaciones demorando la jubilación hasta los 71 años.
Mayores aportaciones
Además, con la última reforma, deberán realizar un mayor esfuerzo de aportaciones a la Seguridad Social para recibir una pensión con una tasa de reemplazo (relación entre la primera pensión y el último salario), dos puntos porcentuales más baja que la actual. Si, además, se implantaran en el futuro las reformas que se están aplicando en otros países de nuestro entorno, se produciría una bajada de la tasa de reemplazo de entre 10 y 20 puntos porcentuales adicionales. Es decir, en el caso de las personas que solo pudieran acumular 30 años cotizados, la tasa de reemplazo sería del 57,6%, frente al 77,1% de los que hoy se están jubilando con ese mismo número de años trabajados.
Además, la jubilación de estos jóvenes también se verá afectada por las reformas recientemente introducidas en el sistema de pensiones español, pero cuya implantación total se producirá más allá de 2050. Entre estas modificaciones, según el estudio, destacan el aumento de la edad ordinaria de jubilación hasta los 67 años con menos de 38,5 años cotizados en 2027 y el aumento hasta 37 años cotizados necesarios para alcanzar un 100% de la base reguladora en 2027.
También se contempla la ampliación del número de años para calcular la base reguladora, para llegar en 2044 a considerar los 27 mejores años dentro de los últimos 29. Además, con el mecanismo de equidad intergeneracional, aumenta el tipo de cotización en 0,1 puntos porcentuales por año desde el 0,8% en 2025 hasta el 1,2% en 2029. Y aumentará aún más si el déficit de la Seguridad Social se incrementa.
De este modo, los jóvenes que se incorporen tarde a su primer empleo tendrán que prolongar su vida laboral más allá de la edad de jubilación establecida para conseguir una pensión que les permita mantener su nivel de vida previo, salvo que dispongan de un ahorro acumulado suficiente (pensión privada, herencias, etc.).
La publicación también sostiene que la heterogeneidad en cuanto a las características de los jóvenes y, en especial, su nivel de formación se traslada desde las condiciones laborales de la etapa activa (salarios, duración de la carrera laboral, calidad de los contratos, etc.) a la pensión de la etapa de jubilación. En general, las personas jóvenes están más expuestas a los cambios del ciclo económico y la calidad media de sus ocupaciones es peor.
Temporalidad y salaries más bajos
En este sentido, subraya que el 25,3% de jóvenes trabaja con contratos a tiempo parcial, 12 puntos por encima de la media del conjunto de la población, y la tasa de temporalidad de la juventud ocupada también dobla el promedio (34,4% vs 15,9%). Además, los salarios de los jóvenes de entre 16 y 29 años son un 34% inferiores a la media y el progreso de sus ingresos a lo largo de la vida laboral está siendo más lento, pues mientras las cohortes anteriores alcanzaban una base de cotización similar a la media antes de los 27 años, actualmente, los adultos jóvenes a los 34 años todavía no la han alcanzado. Esta precariedad se traduce en menores ingresos. Los jóvenes de 16 a 29 años viven en hogares cuyas rentas por unidad de consumo se sitúan en torno a 20.800 euros anuales en 2023, un 4,2% inferiores a la media de los hogares.
A esta menor capacidad salarial se suman las dificultades para lograr una carrera laboral de larga duración, lo que incidirá en una menor tasa de reemplazo en la pensión futura. Según la Fundación BBVA, el panorama que se presenta para los actuales jóvenes en cuanto a las pensiones futuras es incierto. Aun en el caso de que no haya modificaciones normativas, los jóvenes actuales van a tener que realizar un mayor esfuerzo contributivo y soportar una reducción de la tasa de reemplazo, mayor cuanto más disminuya su carrera laboral. Esta reducción se podría eludir demorando el momento de la jubilación. Sin embargo, si la reforma se intensificara con medidas adicionales para reducir el déficit del sistema, el impacto negativo sería mucho más significativo.
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