Los grandes debates giran en torno al sesgo del algoritmo, que puede ampliar o generar discriminaciones de cualquier índole; la responsabilidad de una decisión errónea de la IA, a pesar de ser una herramienta que se está usando ya por los ejércitos; la seguridad de nuestros datos; el impacto en el empleo y los derechos de autor; o la manipulación de la sociedad a través de los impactos dirigidos que nos llegan, algo que no solo puede ayudar a una marca a vender más: lo realmente peligroso es garantizar la seguridad y libertad de nuestros sistemas democráticos y evitar las teorías de la conspiración.

Pero antes de esos debates, ¿qué es la inteligencia artificial? Hablamos de ella casi a diario pero quizá no lo tenemos tan claro. Nuria Oliver es una de las voces más expertas sobre IA del mundo, cofundadora de Ellis Alicante, una fundación de investigación independiente que cree firmemente en el poder de la IA como motor de progreso y bienestar, pero sin obviar que esta “debe ser ética, responsable y centrada en el ser humano”.

“La IA (AI en inglés) es la capacidad de un dispositivo (móvil, ordenador o robot) para realizar tareas que generalmente requieren inteligencia humana”. Los últimos 15 años se ha desarrollado intensamente gracias a tres factores: la existencia de ingentes cantidades de datos (Big Data), la disponibilidad de grandes capacidades de computación a bajo coste y el desarrollo de modelos complejos de aprendizaje que, entrenados con muchos datos y aprovechando las grandes capacidades de computación, están en el corazón de los servicios digitales que utilizamos en nuestro día a día, y de los coches, ciudades, hogares y móviles inteligentes.

Los grandes debates giran en torno a la discriminación, la responsabilidad, el impacto en el empleo o la vulneración de los derechos de autor

La carrera por liderar el desarrollo de la IA es vital para las grandes potencias que, junto a las grandes empresas tecnológicas, luchan por ser los primeros. Europa busca afianzar su posición, especialmente vigilante con los derechos de los ciudadanos y la protección de sus valores. Arabia, otra de las grandes potencias con recursos más que suficientes, quiere entrar en el juego y prepara un fondo de 40.000 millones de dólares en inversión en IA.

Leyes y control

El pasado mes de marzo, el Parlamento Europeo aprobó la primera Ley de Inteligencia Artificial, cuyo reglamento establece diferentes categorías, empezando por aplicaciones prohibidas, como la captura indiscriminada de imágenes faciales de internet o grabaciones de las cámaras de vigilancia para crear bases de datos de reconocimiento facial.

Pero los avances y las nuevas aplicaciones de la IA en todas las áreas de la vida van más deprisa que la reflexión y la regulación de esta herramienta. Jordi Torres, autor de La inteligencia artificial explicada a los humanos, investigador del Barcelona Supercomputing Center (BSC) y catedrático del departamento de Arquitectura de Computadores en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), asegura que se avecinan años de cambios importantes, pero confía en que “el humano no salga de la ecuación”.

Torres es un firme defensor de la IA bien aplicada y apuesta por una regulación similar a la que ya existe en todos los ámbitos importantes de la vida, como medicina, alimentación o tráfico. Pero más allá de la regulación, Torres considera fundamental recuperar los valores, y, por ello, alerta de que España es uno de los países europeos con mayor tasa de abandono escolar. “Es ahí donde debemos comenzar a trabajar”, sostiene.

Amenaza a la democracia

Más receloso se muestra José María Lassalle, ex secretario de Estado de Agenda Digital, profesor de Filosofía del Derecho en ICADE y director del Foro de Humanismo Tecnológico en Esade. En su último libro, Civilización artificial, aborda los peligros de la IA desde la perspectiva de la “amenaza directa sobre nuestro modo de vida y los fundamentos básicos de la democracia”.

“Lo que al principio parecía ciencia ficción, con el tiempo se ha hecho realidad. No solo porque la IA demuestra capacidades que le permiten interactuar con el ser humano de igual a igual, sino porque le supera en aspectos cognitivos combinatorios, exploratorios y transformacionales”, apunta José María Lassalle en su libro.

Las instituciones europeas se enfrentan a la necesidad de regular la IA sin perder el liderazgo frente a potencias como EE. UU. y China

“Además, el ritmo de progreso que experimenta la IA en estos momentos hace que en un futuro próximo ningún aspecto de nuestras vidas individuales y colectivas escape a ella. No solo porque ya es insustituible para nosotros en la movilidad, la salud, la investigación, la seguridad, las industrias 4.0 y 5.0, las finanzas o la empresa, sino porque en el futuro lo será aún más decisivamente”, asegura Lassalle, que ha coincidido con Nuria Oliver en el ciclo de seminarios Conversaciones Humanitarias generadoras de talento, que desarrolla la Fundación Cruz Roja Española. Cómo garantizar que las decisiones de los algoritmos sean beneficiosas para la sociedad o la necesidad de transparencia en los nuevos modelos de IA han sido algunas de las cuestiones analizadas por los expertos en este espacio de debate, que busca generar una reflexión crítica sobre tecnología y vulnerabilidad.

En opinión de Lassalle, todo esto “plantea reflexiones y decisiones ineludibles y no puede dejarnos indiferentes”. “La IA modifica a diario las condiciones políticas, económicas y sociales que hicieron posible, incluso, el pacto del que nació́ el Estado de bienestar”, apunta.

Agencia Estatal

“El Gobierno quiere abrir un debate que implique a toda la sociedad, en el que entre todos fijemos los límites entre lo que puede asignarse a las máquinas y lo que ha de reservarse para los humanos”. Con estas palabras presentaba el ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá, a la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (Aesia), que supervisará la aplicación del reglamento en nuestro país.

Entre las funciones de la agencia, que tendrá su sede en A Coruña, se encuentran garantizar el desarrollo de un ecosistema respetuoso y garantista en el uso de la IA y potenciar el ecosistema de investigación.

España pide delimitar "lo que puede asignarse a las máquinas y lo que ha de reservarse para los humanos"

Además, España trabaja en el desarrollo de un gran modelo fundacional de lenguaje de inteligencia artificial, entrenado de forma específica en español y en las lenguas cooficiales, según anunció Pedro Sánchez en la última edición del Mobile World Congress (MWC). En la iniciativa participarán el Barcelona Supercomputing Center y la Red Española de Supercomputación, junto con la Academia Española de la Lengua.

Medicina

La IA tiene múltiples aplicaciones que ya son realidad en numerosos sectores: el reconocimiento facial, los asistentes virtuales, la predicción del tiempo…, pero los grandes avances se pueden producir en la medicina.

En España hay centros de investigación utilizando ya la IA para la detección precoz de tumores de mama y cerebrales. El uso de la IA en la medicina tiene grandes ventajas, como la detección precoz mencionada, pero también los tratamientos personalizados; la eficiencia de los ensayos clínicos o la reducción de errores en el diagnóstico por imagen.

En nuestro día a día, veremos cómo la IA generativa se implanta en otras aplicaciones de uso habitual. El chat LuzIA hace tiempo que está disponible en Whatsapp pero ahora Meta acaba de lanzar Meta AI, que aparecerá en WhatsApp, Instagram y Messenger.

Los servicios, el ocio y la vida cotidiana van a ir cambiando gracias a la IA, quizá con más fuerza de lo que supuso la llegada de Internet. Lo importante es que las personas sigamos estando al mando para que la innovación tecnológica se convierta verdaderamente en progreso para todos.