“He dedicado una parte de mi vida al proyecto europeo, pero debo decir que, en gran medida, lo he hecho porque soy español. He tenido el privilegio de haber contribuido, de la mejor manera posible a hacer de España un país más próspero, justo, democrático e integrado en Europa”, afirma.

Tras décadas de intensa actividad diplomática, en las que vivió la caída del Muro y de la URSS, atisba un mundo en el que la nueva guerra fría entre Estados Unidos y China representa “el principal riesgo a la paz” dentro de un mundo globalizado y tensionado por el cambio climático o la lucha por los recursos. Todas estas vivencias —acompañadas de fina ironía— las refleja en Testigo de un mundo incierto, obra ganadora por unanimidad del Premio Espasa 2023, en el que refleja sus recuerdos y reflexiones sobre el mundo presente y futuro.

Solana describe que “Estados Unidos y China no se dieron cuenta” de que iban a acabar como potencias hegemónicas en riesgo de enfrentarse entre ellas. Recuerda la llamada trampa de Tucídides “que profetiza que en el momento en que surge una potencia emergente, como pasó a Esparta frente a Atenas, esta quiere cambiar el status quo y acaban en guerra”.

“China ha pasado “de ver como un gran avance la fregona
a lo que es hoy. Fue muy inteligente al no asustar a nadie mientras crecía
más de un 10%”

Afortunadamente, pronostica que “esto no quiere decir que estemos abocados” al conflicto China-Estados Unidos, aunque advierte que el riesgo de que se cumpla este pronóstico descrito por Tucídides sigue siendo “alto”. Opina que China “jugó muy inteligentemente” en las últimas décadas, “pues Deng Xiaoping se dio cuenta de que China es muy grande y poderosa, y lo que hizo fue no asustar a nadie. Mientras el mundo occidental empezaba a mirar a los terroristas tras el 11S, China empezó a crecer hasta un 10 por ciento”.

También recuerda la sorpresa que le causó su primer viaje al gigante asiático, cuando era ministro con Felipe González (entre 1982-1995) e iba acompañado de empresarios españoles, algunos con materiales de alta tecnología. Sin embargo, subraya que “el gran éxito —de aquel viaje—fue el chupachups, el caldo de Gallina Blanca y la fregona. Que en la China de los ochenta fuera un gran avance la fregona... Hay que darse cuenta de qué país había, pero aquella China es la que ha evolucionado a la potencia que es hoy”.

Sobre Rusia, recuerda la cercanía que había con la UE en la época de Boris Yeltsin y cómo todo cambió con Putin. Con cierto sarcasmo, augura que “la relación Europa-Rusia tiene que ser mejor. No lo va a ser en 24 horas, ni quizás lo veamos nosotros, pero a lo mejor nuestros nietos…”.

“La relación Europa-Rusia tiene que ser mejor. No lo va a ser en 24 horas, ni quizás lo veamos nosotros, pero a lo mejor nuestros nietos…"

Sobre el futuro, se muestra “optimista con una Europa que avanza “hacia la integración” y “ha salido del Covid de manera muy inteligente”. Reconoce como retos de futuro europeos “la inmigración” e “industrializarse en un mundo que se industrializa”.

Por ello, pronostica que “si Europa” quiere seguir siendo una potencia, “lo tiene que hacer conjuntamente, no país a país”. “De ahí la importancia del Banco Europeo de Inversiones, que se va a convertir en el barco de Europa. Tiene que ser así, si no, no saldremos adelante”. •