A pesar de que representan la mitad de quienes trabajan en ellas
Las mujeres solo tienen la propiedad del 15 % de las tierras agrícolas del mundo
Aunque casi una de cada dos personas que trabajan en la agricultura es mujer, ellas representan solo el 15% de las propietarias de tierras a nivel mundial, según datos de Naciones Unidas. Esta brecha refleja la desigualdad estructural que afrontan las mujeres de zonas rurales, protagonistas esenciales en la producción de alimentos y la sostenibilidad de los sistemas agrícolas
Por Rafael Olea

En promedio, las mujeres constituyen alrededor del 40 % de la fuerza laboral agrícola, llegando a superar el 50 % en algunas regiones de África y Asia. Sin embargo, su acceso a recursos productivos sigue siendo limitado: desde derechos sobre la tierra y créditos hasta educación, tecnología y servicios básicos.
Naciones Unidas también advierte de que esta desigualdad no solo afecta a las mujeres, sino también a la seguridad alimentaria global. De hecho, precisa que, si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, el rendimiento agrícola podría aumentar entre un 20 % y un 30 %, lo que permitiría alimentar a entre 100 y 150 millones de personas más.
Lucha contra el hambre
El Día Internacional de las Mujeres Rurales, que se celebra cada 15 de octubre, busca reconocer la contribución de estas mujeres a la producción de alimentos, la gestión de recursos naturales y la resiliencia frente al cambio climático. Según la ONU, garantizar su empoderamiento y acceso equitativo a la tierra, la educación y la tecnología es clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente el fin del hambre y la igualdad de género.
Conseguir la igualdad de género y empoderar a las mujeres rurales —que según Naciones Unidas representan una cuarta parte de la población mundial— no solo es una cuestión de justicia, sino un pilar esencial para erradicar la pobreza extrema, combatir el hambre y afrontar la crisis climática. Ellas producen cerca de la mitad de los alimentos del planeta y son guardianas del medio ambiente y la biodiversidad.
Sin embargo, siguen enfrentando barreras estructurales: menor acceso a la tierra, créditos, tecnología, educación y servicios básicos, además de limitaciones en su participación política. Esta desigualdad las coloca en desventaja frente a los hombres del campo y las mujeres urbanas.
Bajo el lema ‘El ascenso de la mujer rural: construir futuros resilientes con Beijing+30’, Naciones Unidas llama a visibilizar estas brechas, garantizar su participación en la toma de decisiones, reducir la brecha digital y reforzar la protección social. Todo ello en línea con el espíritu de Beijing+30: un compromiso global por la igualdad de género y el desarrollo sostenible.
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