El Teléfono de la Esperanza lleva más de medio siglo de escucha y ayuda a las personas que sufren

Enganchados a la vida

Nació en 1971 y se extendió con rapidez por toda España. Sus 183.000 llamadas al año y sus 140.000 voluntarios le avalan. Es el Teléfono de la Esperanza, la misma que ofrecen a quienes descuelgan el aparato para relatar heridas emocionales o sufrimientos extremos que no saben cómo resolver. Una voz amiga escucha sin juzgar y, si es necesario, deriva al sujeto a expertos en psicología, derecho… Su especialidad: el riesgo de conducta suicida, un 4,5% del total de avisos.

Por M. J. Álvarez

21/03/2025
Teléfono de la esperanza.

"Cuando existe la esperanza los problemas son relativos”. Ese es el lema de un teléfono pionero que escucha las 24 horas del día a quienes llaman angustiados, acuciados por problemas económicos, de pareja, de salud, emocionales o de soledad. Sin juzgar. Con atención y empatía, dejando que el interlocutor se desahogue y vomite todo lo que le preocupa o le asfixia.

Eso es lo que lleva haciendo más de medio siglo —53 años—, el Teléfono de la Esperanza (TE), la segunda ONG más antigua de España por detrás de la Asociación contra el Cáncer. De las 183.000 llamadas que atendió la entidad en 2023, el 95,5% estaban relacionadas con las cuestiones citadas y un 4,5% con las denominadas situaciones de crisis, es decir, de riesgo de conducta suicida; de esta cifra, el 0,2% eran episodios en curso. “La ideación suicida y los intentos son los casos extremos, pero en la mayoría de las ocasiones se revierten”, precisa Guillermo Pescador, de 69 años. Él es uno de los cerca de 1.400 voluntarios de la entidad que colabora en este servicio, el 95% del personal de la red. De ellos, 803 son orientadores y 347 formadores si bien algunos de estos también orientan.

“El grueso de los atendidos, un tercio, se sienten solos o tienen dificultades para comunicarse. Salud, dinero y amor son las razones para llamar, junto a la depresión, el trabajo y las dificultades de la población inmigrante que, al carecer de una red familiar y social, si no tiene empleo se encuentra desamparada”, agrega este psicólogo y orientador. En cuando al perfil, el 59,22% de quienes llaman son mujeres y el resto, hombres, si bien tras la pandemia han aumentado estos últimos a partir de los 50 años y los jóvenes en un 50%.

Mucho más que un teléfono

“Este servicio urgente, especializado, anónimo y gratuito es mucho más que un teléfono. No consiste solo en un oyente que escucha a alguien que necesita desahogarse en una voz amiga que apoya en momentos duros, sino que dispone de herramientas de acompañamiento destinadas a las víctimas de heridas emocionales que le causan un sufrimiento extremo o a los que padecen una enfermedad mental difícil de detectar en una llamada, por lo que son derivados a profesionales específicos, precisa Lorena Prieto, coordinadora regional en la Comunidad de Madrid del TE que cuenta con 29 sedes en España.

El recurso ofrece al sujeto, si lo precisa, un amplio abanico de servicios y seguimiento con atención especializada en psicología, psiquiatría, derecho y trabajo social, entre otros. Y, en caso necesario, la posibilidad de asistir a talleres de grupo destinados a gestionar o reforzar aspectos como la autoestima, los malos tratos, un duelo, un divorcio, convivir con una enfermedad, etc. Sin olvidar el programa de Acompañamiento en la Soledad o los cursos de inteligencia emocional, relaciones tóxicas, autonomía efectiva o elijo ser feliz. “Ejerce un papel esencial en materia de salud mental y emocional”, recalca Prieto.

Primera causa de muerte no natural en España

Pescador cuenta que se hizo voluntario al leer una noticia que le conmocionó y que decía que había más muertes por suicidios que por accidentes de tráfico. De eso han pasado ya cinco años y él hace todo lo posible por evitarlos con las únicas armas que tiene: escuchar sin dar consejos, tratando de que la persona salga de esa espiral destructiva por sí misma a través de las preguntas que él y otros como él lanzan al interlocutor con el fin de que aterricen en la realidad y valoren lo positivo: hijos, pareja, padres, salud...

“Es fundamental que la gente se comunique, que pierda el miedo a hablar de sus preocupaciones y que cuando se sienta mal emocionalmente, pida ayuda. Hay que prevenir y dar visibilidad a los problemas, abordarlos desde el inicio para que no se cronifiquen y agraven con el tiempo, al igual que las enfermedades mentales, pues inhabilitan”, precisa Prieto. Por ello, llevan a cabo cada 10 de septiembre la Campaña de Prevención del Suicidio, no en vano es la primera causa de muerte no natural en España desde hace décadas. La media anual ronda los 4.000, si bien en 2023 descendió un 6,5 por ciento respecto a 2022, con 3.972, según datos del Instituto de Medicina Legal y Forense.

“La gente no quiere morir, quiere dejar de sufrir”

“Nuestro objetivo es que ni la ideación ni los intentos autolíticos se materialicen. Cuando se trata de un suicidio en curso tratamos de obtener toda la información posible del sujeto, su dirección, teléfono o qué ha tomado para llamar al 112. La mayoría quiere que los oigan y dejan la puerta abierta”, recalca Prieto, que califica en estos casos al TE como la última red social que existe.

“Cuando la persona duda sobre qué hacer, tenemos ganada la mitad de la partida”, añade Pescador. Las llamadas, que suelen durar desde diez minutos hasta media hora, en estas situaciones se prolongan sin límite y, aunque son anónimas, se dan los nombres de pila para aportar mayor cercanía.

“Tratamos de que sean conscientes de que quitarse la vida es una respuesta permanente a un problema que, en general, es temporal”

“La gente no quiere morir sino dejar de sufrir. Necesitan una mínima esperanza. Por eso, tratamos de que sean conscientes de que quitarse la vida es una respuesta permanente a un problema que, en general, es temporal”, subrayan Prieto y Pescador. ¿Y eso, cómo se consigue? “Tratando de que vean las soluciones como propias. Abriéndoles puertas con frases como: ‘¿Has pensado alguna vez en…? ¿Qué se te ocurre que podrías hacer?’ Las preguntas son reformulatorias. Nunca le damos la solución, la encuentran ellos porque mi solución no es la tuya”, tercia Prieto. “Muchas veces nos llaman después para darnos las gracias por haber evitado lo inevitable; eso no tiene precio”, añade.

Problema de salud pública

Una prueba fehaciente de que el suicidio se ha convertido en un problema de salud pública y que hablar de él ayuda a evitar muertes fue la puesta en marcha por el Gobierno de España en 2022 del teléfono 024 de atención a las conductas autolíticas, al constatar un incremento del 30% de muertes voluntarias en la pandemia, indican fuentes del Ministerio de Sanidad. Con el lema Llama a la vida no ha alcanzado la relevancia del TE y atendió en su primer año 118.885 llamadas.

El Gobierno puso en marcha tras la pandemia, el teléfono 024, con el lema 'Llama a la vida', al constatar el incremento del 30% de muertes voluntarias

Luis Fernando López Martínez, coordinador técnico del proyecto Hablemos del Suicidio del Colegio de Psicólogos también considera este asunto un problema de salud pública no ligado a enfermedades mentales. “El suicidio es el resultado de una combinación de factores individuales y socio-contextuales. Por ello, la prevención debe abarcar no solo el ámbito clínico, sino también el social, comunitario, educativo y personal”, precisa. A su juicio, un sistema de salud mental efectivo necesita una intervención rápida y acompañamiento posterior, garantizando una atención adecuada para todos. Para alcanzar estos fines se está a la espera del Plan Nacional de Prevención del Suicidio que lleva años de retraso.

¿Cómo afecta batallar día tras día con el sufrimiento ajeno? Pescador sostiene que él recibe y aprende más que lo que da y que esas experiencias le ayudan a vivir de forma más intensa el aquí y el ahora. Por su parte, Prieto, precisa: “Relativizas los problemas. Y hay una parte egoísta porque ayudar a que una persona viva y se recupere te reconforta y te hace sentir muy bien”.

El TE se financia con subvenciones, donaciones, aportaciones de los socios. Para ser voluntario, además de madurez, hay que aprender a tener una escucha empática, inteligencia emocional, desarrollo personal y capacidad para reconducir al sujeto. Estas técnicas se aprenden en un año de formación que incluye tres meses de prácticas. En esta red, a la que cada año se presentan de media 300 aspirantes, cuentan con ciegos, sordos o personas con movilidad reducida. Además, el Teléfono de la Esperanza trabaja con entidades similares como Ifotes (Organización global de prevención del suicidio) y con Innicia, que también ayuda a personas en situación de extrema vulnerabilidad.

 

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