María Velasco, psiquiatra y escritora especializada en infancia
“Los menores no están preparados para el contenido de internet“
La libertad es una es una palabra superbonita pero creo que no la estamos utilizando bien con los menores”, afirma la psiquiatra y divulgadora María Velasco. En su opinión, “no estamos enseñando la vida de verdad” a niños y adolescentes y estos acceden a través de Internet “a un mundo de adultos al que no están preparados”. En su primer libro, Criar con salud mental (Ed. Paidós), realiza una mirada crítica a la sociedad actual y da claves “para ayudar a padres y madres a cuidar de su mayor regalo: el amor incondicional de sus hijos”.
Por Rafael Olea
Habitual colaboradora en televisión y divulgadora en redes sociales, María Velasco, publica su primer libro, Criar con salud mental (Ed. Paidós), en el que nos desvela claves para ayudar a que los menores vivan y crezcan con éxito en un mundo adulto cada vez más marcado por las prisas, la falta de tiempo y los peligros a través de internet.
¿En el mundo del estrés todavía queda tiempo para dedicar a los niños?
¡Sin duda! Además, rebaja el estrés y a veces los niños nos dan las respuestas que estamos buscando y nos devuelven a las cosas importantes, a los detalles, a disfrutar, al juego, a la sorpresa, a ilusionarnos. Fijémonos, por ejemplo, con qué ilusión cogemos las Navidades y cómo conectamos con nuestra parte infantil, aunque luego nos decepcionemos, porque Navidades también son líos familiares, comidas con las que nos empachamos… pero siempre el inicio de la Navidad nos hace conectar con esa parte infantil que tenemos y estar cerca de los niños. Esa ilusión es importante para combatir el estrés.
Afirma que un porcentaje muy elevado, uno de cada cuatro menores, presenta depresión o ansiedad, ¿a qué se debe esto?
A la sociedad que vivimos. Por un lado, tenemos unos padres y unas madres muy cansados, muy estresados, con poco tiempo y poca fuerza para dedicar a menores. Además, hay adolescentes más solos, los cuales están consumiendo mucho internet, muchas pantallas que les aleccionan y les enseñan un mundo adulto al que no están preparados. Están perdiendo la capacidad de conexión real con las personas, porque la conexión a través de las redes, por mucho que digamos, no es una conexión. Me llama la atención que ahora a los adolescentes les crea algo de ansiedad una llamada de teléfono, porque están más acostumbrados a enviarse audios en los que pueden esperar unos segundos para decidir cómo contestan.
Y, además, la comunicación vía móvil limita el diálogo...
Así es. El móvil filtra mucho de tu realidad. Puedes crearte una realidad digital en donde no muestras tus dificultades, en donde hay filtros de muchos tipos. Los jóvenes están muy solos, no les estamos enseñando la vida de verdad. No les estamos ayudando a desarrollar esas capacidades para sobrevivir a cosas que forman parte de la vida y que no son ningún drama. Hay tristeza y perdidas, hay decepciones, frustraciones, carencias y de todo esto no les estamos hablando. Viven como una realidad un poco paralela, muy idealizada y a la vez muy carente de cosas importantes.
"La media para acceder a la pornografía en internet es a los ocho años"
Es beneficioso tener una infancia separada del mundo adulto, en donde claramente se te deja ser niño. En el mundo de los niños existen la magia, las hadas, las posibilidades y todas estas cosas, pero en esa infancia ahora también está el mundo de Internet… y la media para acceder a la pornografía en él es a los 8 años.
¿A qué edad considera que hay que dejarles móvil o tablet?
El móvil tiene muchas opciones: llamadas, whatsapp…, pero también tiene redes sociales. En él, puede haber una escalada en función de la edad y del desarrollo intelectual de los menores, pero tenemos que saber que es un arma de doble filo. Con poco se filtra en él desde ciberacoso hasta unos cánones de belleza irreales, unas vidas aparentemente superperfectas y unos planes alucinantes…
Creo que nuestros menores no están preparados para manejar el contenido de Internet. Pueden tener un móvil para llamar a sus amigos. Después, cuando estén más preparados, pueden tener wasap para estar dentro de los grupos, pero con una supervisión. Tenemos que asegurarnos de que nuestros hijos sean capaces de manejar todo lo que conlleva Internet.
Habla de la invasión que hacemos los adultos a la infancia y a la juventud, ¿a qué se refiere con esto?
A no comprender que necesitan un periodo de crecimiento, donde no deben tener ni conocer los problemas adultos, ni crisis de pareja, ni la sexualidad adulta, ni pornografía, ni todos los temas ideológicos de distintas minorías que se están infiltrando como un adoctrinamiento en los libros de primaria. A la infancia hay que respetarla como un periodo que tiene sus peculiaridades.
Los menores son personas muy frágiles, que necesitan tener experiencias positivas, aprender a relacionarse con los demás, aprender en tolerancia… Los adolescentes son vulnerables, con muchísimos cambios emocionales y mentales. Están deseando reafirmar una identidad porque les da mucha seguridad: ‘Soy esto, y ello responde a todas mis dudas e inquietudes’ o ‘me uno a este grupo y ya formo parte de algo’, pero claro, eso les va a quitar la libertad de seguir creciendo.
Afirma que los adolescentes expresan sufrimiento. ¿Por qué?
Les enseñamos una vida muy idealizada y se llevan un batacazo importante porque no les ayudamos a desarrollar las capacidades para sobrevivir al día a día, como son la tolerancia y la frustración, la diferencia, el esfuerzo. No todo son derechos ni sueños, sino que también hay obligaciones y deberes.
"Los jóvenes están muy solos. no les estamos enseñando la vida de verdad"
No les contamos estas cosas y, entonces, hay sufrimiento porque la vida es difícil. Hay una invasión de la infancia y son más frágiles porque no les ayudamos a desarrollar las capacidades para ser fuertes.
¿Hay más violencia actualmente en la sociedad que en generaciones anteriores o hay más sensibilidad a reconocerla?
Sí, hay más violencia en la sociedad, y en los menores se expresa en un ‘bullying’ más violento, en ciberacoso, en mayor violencia sexual. Hay más autoagresiones en adolescentes y un aumento de los suicidios, que también es una manera de violencia, pero contra uno mismo. Hay un aumento de la violencia porque hay una pérdida de valores, de una ética que guía nuestras vidas, que nos pone un límite, que nos dice hasta aquí puedes llegar… Hay una pornografía que alecciona y un consumo en las redes sociales de violencia y de la pornografía que las normaliza. Todos estos factores, más la soledad y que no haya adultos pendientes, hace que la violencia sea mayor.
¿Cómo impacta la pornografía en los menores y cómo les influirá de adultos?
La pornografía limita, quita a nuestros menores la libertad de poder construirse integrando la sexualidad dentro de lo que es la relación con uno mismo y con los demás. La pornografía es un producto de consumo machista y donde claramente hay una necesidad que se cubre cosificando a otra persona y que crea dependencia, porque cualquier cosa que nos estimule crea dependencia.
Para un menor de edad, que no sea un adolescente, la pornografía es una agresión. Para un niño ver una escena pornográfica es como una agresión, que le traumatiza, que le hace daño.
En los adolescentes, el consumo de pornografía produce un adoctrinamiento de pensar que las relaciones y la sexualidad humana son eso: con violencia y cosificando a la otra persona, donde no hay ternura, ni diálogo, ni caricias; en donde no hay algo que te lleva a…; donde no hay una historia y donde todo lo humano está perdido. Para un adolescente es un adoctrinamiento que luego, además, crea una idea de lo que es la sexualidad.
Además, tenemos adultos jóvenes que dejan las relaciones de pareja porque no tienen relaciones como en la pornografía, con esa intensidad sexual y están muy defraudados. Vemos mucho en las urgencias personas que utilizan muchos tipos de sustancias psicotrópicas para llegar a ese nivel de sexualidad que ven en la pornografía.
¿Una persona nace con una identidad o esta se va haciendo? Además, ¿cree que hay que instruir a los niños sobre los diferentes géneros y orientaciones?
Creo que ahora ponemos nombre a todo, nos da seguridad nombrar las cosas y la sexualidad es algo supercomplejo. Ni se nace con una identidad sexual, en el sentido de que a mí me atraiga una persona, ni es algo estable. Para muchas personas es algo que se va modificando a lo largo de la vida.
"No todos son derechos ni sueños, también hay obligaciones y deberes"
La sexualidad es algo íntimo que tiene que ver con la relación conmigo y con los demás. Nuestros menores construyen su identidad a todos los niveles. Su identidad sexual no es algo que hagan voluntariamente. No son elecciones en la vida, son muchas cosas que van pasando, que se van añadiendo como las capas de una cebolla, sumando a lo que hemos vivido y lo que hemos dejado de vivir. Son muchas cosas —los modelos que tenemos, la afectividad, el cariño, la confianza— lo que da lugar a una identidad sexual, a una identidad de género, a una identidad religiosa, a una identidad familiar.
¿Genera problemas tener que poner un nombre a esa orientación sexual?
Quita libertad, sobre todo de poder oscilar, en el sentido de decir yo ahora estoy sintiendo esto, pero a lo mejor luego puedo sentir aquello. En la infancia y en la adolescencia, cuando estamos construyéndola, tendríamos que no poner nombres, sino dejar que los niños sean niños y los adolescentes, adolescentes. Cuando hablo de identidad sexual no me estoy refiriendo al sexo de las personas, porque eso es algo que viene en cada célula de nuestro organismo y que viene dado biológicamente, y creo que es una perversión ahora mismo confundir el término sexo con género.
¿Hay más machismo en la juventud? Sobre esta cuestión no puedo obviar los mensajes sexistas que incorporan muchas canciones de reguetón
Lo quitamos importancia, pero los niños se aprenden las letras de memoria y el cantar una cosa te acaba pareciendo lo normal. Tendríamos que poner el foco en esto. La sociedad está atravesada por el machismo. En nuestros jóvenes, las mujeres lo reconocen más que antes, pero una gran mayoría de los de los adolescentes hombres sigue volviendo a ese patrón machista tan presente en la pornografía. Pensamos que estamos en una sociedad muy evolucionada en este tema, pero en absoluto es así.
Su libro se titula Criar con salud mental. ¿Cuáles son las principales claves para conseguirlo?
Hay que poner en la balanza cuidarlos, quererlos, creer en ellos, mirarles con cariño, devolverles un cariño incondicional y que les queremos siempre, aunque lo hagan mal. Hablar y escuchar, compartir con ellos momentos, haya conversación o no. Pero tampoco podemos olvidarnos de esta función más paterna, que es la de los límites, la de decir que no, la de decir hasta aquí se puede llegar, la del respeto a una jerarquía, a un orden que es imprescindible. Esto a nuestros menores les da seguridad, les ordena, les sabe indicar cuál es el camino.
La libertad es una es una palabra superbonita pero creo que no la estamos utilizando bien con los menores. Tantas opciones, tantas posibilidades, delegar en ellos la responsabilidad de muchas decisiones… no es darles libertad, es no asumir la responsabilidad que tenemos, es querer tener una crianza más confortable, en donde no haya confrontación, en donde no haya malos momentos, ni discusiones..., pero nuestros hijos nos necesitan también haciendo de esa figura, que es función materna y función paterna.
Es decir, no pasa nada por decir ‘no’ a un niño o adolescente…
¡No! Es más, es necesario e imprescindible si queremos que pueda desarrollar capacidades para adaptarse a este mundo que es tan frustrante. Tiene que aprender a aceptar un `no' con deportividad. Tiene que aprender a luchar por las cosas, a aceptar la diferencia, sus límites, a asumir sus deficiencias y saber que es querido; pero a pesar de todo eso, no negando eso.
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