Teresa Perales, deportista paralímpica española más laureada
“Es una suerte tener algo por lo que luchar”
En el corazón de París, Teresa Perales hizo historia. La nadadora zaragozana, que ha superado numerosas barreras y dificultades a lo largo de su vida, igualó las 28 medallas olímpicas del legendario Michael Phelps. En esta entrevista, Teresa Perales nos desvela algunas de sus claves para motivarse en los malos momentos, su afán por “abrir la puerta” para descubrir tras ella nuevos retos que superar o el sueño de dedicar medallas a su hijo. Su historia de superación personal sigue siendo una fuente de inspiración para muchas personas, con y sin discapacidad.
Por Rafael Olea
Teresa Perales (Zaragoza, 1975) no solo ha destacado en el ámbito deportivo, sino que también ha sido un ejemplo de superación y resiliencia, inspirando a infinidad de personas. Tras igualar las 28 medallas de Michael Phelps, el mítico tiburón de Baltimore, ya se plantea su siguiente gran reto: superarle en los próximos Juegos de Los Ángeles 2028. La deportista española más laureada reflexiona sobre su trayectoria, su espíritu de superación y lo que significa este éxito, conseguido además en París, una ciudad con un gran valor sentimental para ella, pues allí fue donde hace justo 20 años le pidieron matrimonio.
¿Qué significa haber igualado el récord de medallas de Michael Phelps?
Es algo muy buscado durante muchísimo tiempo, muy soñado y que a veces me parecía completamente inalcanzable, porque era algo como demasiado bueno. Todavía estoy alucinada porque me ha costado muchísimo llegar hasta aquí, mucho tiempo, mucho esfuerzo y lo he logrado, así que muy contenta. Lo cierto es que tampoco le había dado tanta importancia hasta que ya me he acercado tanto.
Y además logra el éxito de igualar a Phelps en París, una ciudad con muchas connotaciones personales.
Sí, París tiene mucho significado. Esta medalla trae demasiadas cosas redondas. Por un lado, es la número 28, muy esperada, trabajada y soñada; pero también porque voy cumpliendo años y la discapacidad es mayor a la que tenía antes. He tenido que superar muchos retos personales y deportivos, como aprender a nadar otra vez.
La parte romántica de París también tiene un significado muy especial porque se han cumplido 20 años desde que mi marido [el periodista Mariano Menor] me pidió matrimonio, precisamente en la Torre Eiffel. Por eso, me hacía mucha ilusión poderme llevar un recuerdo de ella, en la medalla, a casa. Es impresionante.
“Una de las claves es encontrar qué es lo que te motiva, esas cosas positivas que te hacen seguir adelante”
¿Podemos decir que vive el momento más importante de su carrera?
Sí, por lo menos el más significativo. Es en el que más he llorado de alegría y de felicidad, también ha sido uno de los más compartidos. Otras veces lo celebraba con mi familia, amigos y todos los que vivíamos juntos, pero este año era muy bonito porque venía aquí con mi entrenador y con la gente con la que estoy en el día a día. Ha sido preciosa esa forma de llorar que teníamos, ese sentido de inmensa felicidad que era compartida por todos.
¿Por qué dedicó la medalla a Carolina Marín?
Somos amigas desde hace tiempo. Estuve pensando mucho en ella. Sé lo difícil que es enfrentarte a una lesión y tan grave, pero hacerlo además en plenos Juegos, cuando te quedan apenas unos minutos para garantizar al menos una medalla de plata… Fue desgarrador. Estuve pensando en ella todo el tiempo y la verdad es que tenía muy claro que quería dedicar la medalla a Carolina.
¿Qué le motivó a dedicarse a la natación?
Empecé realmente sin pretenderlo, porque mi idea principal era hacer atletismo, que era lo que me gustaba. Veía a la gente correr con las sillas, la velocidad que alcanzaban y pensaba que tenía que ser tremendo. Pero comprarse una silla era muy caro, era un sueño. Estoy hablando de una época en la que no había euros, eran solo pesetas, y costaría cerca de lo que actualmente son 6.000 euros, y no tenía tanto dinero. Lo tuve que descartar.
Además, en Zaragoza, de donde soy, no había ningún club que tuviera una disponible ni siquiera para probarla. No me iba a comprar una silla tan cara y que luego no se me diera bien o no me gustara. El único club que había en Zaragoza tenía baloncesto, tenis de mesa, pero soy malísima en temas de puntería, y natación, que era lo más barato: un gorrito, gafas, bañador y toalla. Mucho más barato que una silla. Me gustó mucho explorar y disfrutar en el agua. ¡Y hasta hoy! La he dedicado más de la mitad de mi vida.
“Cuando te atreves a ‘abrir la puerta’, ves que detrás de las dificultades puede haber algo que realmente te cambia la vida”
¿Cómo se prepara física y mentalmente para competir y seguir tanto tiempo en la élite?
Una de las claves es encontrar qué es lo que te motiva, esas cosas positivas que te hacen seguir adelante. Es una suerte tener algo por lo que luchar. No era solo la ambición de ganar medallas, sino también porque cuando el peque [Mariano jr., su hijo] vino a formar parte de nuestras vidas, pensé que quería regalarle medallas. Eso fue lo que más me motivó desde el primer momento. Y entonces, una vez que ya tienes una gran motivación, luchar por superar el objetivo es bastante más fácil.
Cuando echa la vista atrás, ¿cómo valora la evolución del deporte paralímpico?
Ha evolucionado mucho en todos los sentidos. Una parte muy importante es la aceptación social, el reconocimiento social, institucional y mediático. Además, los medios que tenemos ahora mismo no tienen nada que ver con los que teníamos entonces. No nos veían como deportistas de alto nivel, por lo menos sobre el papel. No teníamos la posibilidad de entrenar en centros de alto rendimiento, ni de poder competir como ahora, ni de poder viajar. Ahora hay programas, como el Team España, y eso es lo que me ha dado la oportunidad de poder seguir compitiendo y hacerlo lo mejor posible.
¿Qué mensaje daría a quienes se enfrentan a dificultades similares a las suyas?
La primero que les diría es que, aunque creas que no tienes salida, que es imposible seguir adelante y solamente veas lo negativo, cuando te atreves a ‘abrir la puerta’, ves que detrás de las dificultades puede haber algo que realmente te cambia la vida. Hay una puerta abierta hacia otro mundo que a lo mejor te resulta completamente desconocido, pero luego es muy bonito porque conoces a gente extraordinaria.
Una de las cosas más importante que tengo es haberme rodeado de gente maravillosa, lo cual me ha hecho crecer mucho como persona y como deportista. Mis mejores amigos están, sin duda, dentro de la selección española. Todo lo que he vivido y recibido durante estos años no lo cambiaría ni por un segundo. Por ejemplo, volver a caminar. ¿Lo echo de menos? Por supuesto que sí, y ahora también poder mover el brazo izquierdo. Pero si pudiera volver a tener todo eso, pero que se me borrara de la memoria todo lo que he vivido hasta ahora, y no tiene nada que ver con las medallas, no lo cambiaría ni por un segundo.
¿Cuáles son sus próximos objetivos después de haber alcanzado este este hito?
De momento he alcanzado el objetivo de igualarle [a Michael Phelps], pero me queda el de superarle, y para eso hay que llegar a Los Ángeles 2028. Con esa ambición buena que me caracteriza, si tengo la oportunidad iré a por ello, pero vayamos paso a paso. Mi próximo objetivo sería, si puedo, intentar superar al más grande.
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