Miembros de la organización internacional de chefs EuroToques
Los héroes culinarios de Castilla-La Mancha
En el corazón de Castilla-La Mancha, EuroToques se erige como una organización internacional de chefs apasionados por su oficio. Con un fuerte compromiso social, estos cocineros no solo deleitan paladares, sino que también participan activamente en eventos benéficos. Su misión es clara: devolver a la sociedad parte de la suerte que tienen al dedicarse a la cocina, unir a la comunidad y dar apoyo a quienes más lo necesitan.
Por Carmen Arranz

Un Festival Solidario encabezado por Rozalén, en el que participan múltiples artistas de carácter nacional y local. El aforo se llena, la gente baila, canta, come y se acaban recaudando 70.000 euros. Todo un éxito para Letur, el pueblo de Albacete que quedó devastado después de la DANA del pasado octubre. Pero, mientras los asistentes del festival se encargaban de pasarlo bien, EuroToques Castilla-La Mancha trabajaba codo con codo para producir más de 3.000 raciones de migas, junto con chocolate y bollería.
Este no es el primer evento solidario en el que participan. El pasado 1 de febrero, el pueblo de Villacañas pudo degustar el arte gastronómico de más de 30 cocineros castellanomanchegos, en una Cena Benéfica a favor de los damnificados por la DANA. Y es que los cocineros de EuroToques Castilla-La Mancha son todos unos artistas, por lo menos, en cuanto a comida.
EuroToques es una organización de alcance internacional que agrupa a todo tipo de cocineros –cualquier chef que sea un apasionado de su profesión se puede unir– y su delegación de Castilla-La Mancha es ejemplar debido a la gran cantidad de actividades que se hacen en la comunidad autónoma.
Iniciativa social
Entre eventos benéficos, también organizan actividades con ánimo de lucro, en los que son contratados para contactar con los proveedores, cocinar un menú –que suele depender del tipo de evento en el que estén trabajando– y servir la comida. Sin embargo, tienen una gran iniciativa social que les empuja a participar en eventos benéficos; solo en 2024, cocinaron y sirvieron manjares y ofrecieron exquisitos platos en ocho ocasiones distintas.
En el caso de Quique Cerro, presidente de EuroToques Castilla-La Mancha, pertenecer a esta organización es una “oportunidad de conocer otra forma de entender la cocina”. Su interés por la asociación comenzó hace 12 años, aproximadamente, cuando vio al renombrado cocinero Pedro Subijana hablar del “Día del Gusto”, una acción que realiza EuroToques España en colegios y hospitales.
“Ver a un referente para mí, como es Subijana, vestido con una chaquetilla de cuello azul, despertó mi interés en saber qué era eso de Eurotoques y cómo podría pertenecer a esa asociación de cocineros”, nos cuenta. Desde entonces, ha organizado –junto con el resto de los miembros– eventos y congresos de gastronomía a nivel nacional, mientras que, a nivel profesional, ha llegado a impartir más de 70 cursos de formación.
ADN solidario
El principal motivo que mueve a los cocineros solidarios para participar y organizar tantas acciones benéficas es “devolver a la sociedad parte de la suerte que tenemos de dedicarnos al oficio que tenemos”. Son especialmente conscientes de que la cocina aporta felicidad a mucha gente, no solo a los clientes de sus propios restaurantes, sino a aquellos que “no tienen la capacidad o la posibilidad de acercarse a los establecimientos”. Los cocineros de EuroToques siempre están encantados de aproximar esa pasión, esa experiencia culinaria, a todos.
La organización de estos eventos benéficos no sería posible sin “el compromiso y ese sentimiento de familia que tenemos todos los cocineros de EuroToques de Castilla-La Mancha”, en palabras de Quique Cerro. Pero, sin embargo, estas iniciativas solidarias no solo benefician a los que disfrutan de su comida; también llenan enormemente a los cocineros, haciéndoles crecer y explorar más allá de las “cuatro paredes” a las que están acostumbrados. En uno de los talleres online que ofrecen para promocionar el cordero manchego, el cabrito celtibérico, el azafrán, etc., Cerro comenta que les sirvió para “quitarles el miedo a salir” de las cocinas y darse cuenta de que, poniendo sus manos en las de otros, podían ayudar a mucha gente con tan solo contar lo que hacían en cada uno de los restaurantes.
En sus propias palabras, “conocer y compartir esos valores con tantos cocineros de mi tierra han hecho que a día de hoy seamos cerca de 200 socios solamente en Castilla-La Mancha, y eso significa que la defensa y protección cultural y gastronómica de nuestra región está por encima de todo”.
Guardian del territorio
Y es que, para estos cocineros, cocinar va más allá de la experiencia gastronómica. Samuel Moreno, que, junto a su hermana Blanca, gestiona el Relais & Châteaux Molino de Alcuneza (cuyo restaurante tiene dos estrellas Michelín, una de ellas verde, y un Sol Repsol), nos comenta la importancia de apreciar los ingredientes con los que trabajan y el entorno del que proceden.
“Ellos son los que conocen realmente el producto”, nos cuenta, haciendo referencia a #GuardianesDelTerritorio, el sello que muestra los valores de su negocio; un molino que, por cierto, lleva en activo desde hace más de 500 años.
Con la red de Guardianes del Territorio quieren poner el foco en los productos castellanomanchegos, aquellos que son cultivados y preparados por negocios locales y que priorizan “el altruismo, la pasión y las ganas de transformación” por encima de todo. Gracias a esta iniciativa, han dado visibilidad a los proveedores que, al igual que nuestros cocineros, les mueve un motivo social. Sus “héroes rurales”, como ellos los llaman, mantienen las técnicas tradicionales de la zona para conseguir productos de una calidad excepcional como son trigos ancestrales cultivados a través de una agricultura sostenible, flor de sal elaborada de manera artesana, aceite de oliva virgen extra de cosecha temprana, ginebra inspirada en los campos de lavanda de Brihuega y muchos más.
En el caso de la espelta y la sal, Carlos Moreno y Paco Juberias, a través de Despelta, aprovechan los recursos naturales del entorno rural de las vegas de Palazuelos (Guadalajara) y mediante un proceso de regresión buscan recuperar la agricultura sostenible y la molinería en piedra, tal y como lo hacían de nuestros abuelos.
“Queremos crear narrativas en torno a los productos”, señalan. Al fin y al cabo, los ingredientes son las raíces de lo que luego, a través de la cocina, llevan a la mesa. Y es que el Molino de Alcuneza no solo colabora con sus proveedores en el restaurante; también desarrolla acciones que permitan al público poner en valor la historia y el origen de los productos que consumen. Por ello, realizan iniciativas de impacto, como encuentros con los proveedores locales y visitas a sus instalaciones, tareas de reforestación o ayudar a fijar población en la Sierra Norte de Guadalajara, una de las muchas zonas de la España Vaciada.
Cocina de Raíz solidaria
Por otro lado, Enrique Pérez es miembro de EuroToques, pero a su vez es embajador de Raíz Culinaria, el sello culinario que pone de manifiesto la defensa de los productos, las tradiciones gastronómicas y las técnicas ancestrales de la cocina castellanomanchega. “Nos mueve la necesidad de preservar el patrimonio y el legado que hemos recibido para hacer brillar la cocina de Castilla La Mancha de ayer y hoy”, nos cuenta. Uno de los principales objetivos de Raíz Culinaria es transmitir ese sentimiento de visitar un lugar, de recordarlo, no solo a través de la vista, sino de los sabores y los olores a través de la gastronomía de Castilla-La Mancha.
“Yo vivo en el norte de Guadalajara, en Sigüenza, un pueblecito pequeño, y es por ello por lo que sé lo necesario que es hablar de nuestros productos y nuestra tierra”, afirma el comprometido chef.
Enrique Pérez también destaca la importancia de comprar a pequeños productores locales, ya que, de esta manera, la región se enriquece. Raíz Culinaria se dedica precisamente a eso: a preservar la identidad gastronómica y la autenticidad de Castilla-La Mancha.
Los restaurantes que pertenecen a Raíz Culinaria no se quedan atrás. Para los embajadores de la marca, sus restaurantes no son solo un lugar de trabajo, sino que significan una “forma de vida” para ellos, como describe Pérez. En el caso de Enrique Pérez es El Doncel, el restaurante que gestiona junto a su hermano, que cuenta con una estrella Michelín y dos Soles Repsol. El Doncel es la continuación del negocio familiar, con una nueva estrategia empresarial en la que prestaban especial atención a su entorno y a los ingredientes de la comarca. En este lugar mágico, elaboran cocina de temporada, creativa y moderna, siempre basada en el producto.
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