Superman regresa a la gran pantalla
Mira al cielo
Vuelve Superman, el superhéroe más famoso y longevo de todos los tiempos y lo hace con una película propia. Algo que no sucedía desde El hombre de acero (Zack Snyder, 2013), el primer, y a la postre endeble, ladrillo en el ya difunto Universo DC.
Por Jorge Fernández Mencías

Desde su primera aparición en los cómics en 1938, Superman ha representado algo más que un superhéroe: es el icono fundacional del género, un símbolo de esperanza y moralidad. El estreno de la inolvidable Superman (Richard Donner, 1978), protagonizada por Christopher Reeve, sirvió como punta de lanza para que distintas encarnaciones del Hombre de Acero intentaran capturar su esencia con resultados dispares. Uno de los más queridos ha sido el, hasta ahora, último Superman: Henry Cavill. Sin embargo, su recorrido en el Universo DC fue la crónica de una muerte anunciada.
Universo en decadencia
En 2013, el panorama había cambiado. Marvel dominaba el género con su Universo Cinematográfico y DC decidió apostar por su propio mundo compartido, el llamado Universo DC o DCU en su original en inglés. Zack Snyder fue el encargado de reiniciar la franquicia con El hombre de acero (2013), protagonizada por Henry Cavill. La película ofreció un enfoque más serio y mitológico del personaje. Con una narrativa estructurada a través de flashbacks y un tono decididamente más solemne, El hombre de acero planteaba un Superman atormentado por su origen, su poder y su rol en la Tierra.
Tres años después, y en lugar de una previsible –y a todas luces necesaria– película centrada en el nuevo Batman interpretado por Ben Affleck, Snyder lanzaría la ambiciosa Batman vs. Superman: El amanecer de la Justicia (Zack Snyder, 2016), en la que enfrentaría a los dos iconos más grandes de DC. Si bien su versión cinematográfica fue severamente criticada por su montaje confuso y ritmo irregular, la posterior versión extendida con 30 minutos adicionales permitió entender mejor las motivaciones de sus personajes, siendo más coherente, profunda y filosófica.
Luego llegó Liga de la Justicia (Joss Whedon, 2017), película coral con héroes sin película propia y, por tanto, desconocidos para el gran público. El resultado de ‘empezar la casa por el tejado’ fue una cinta desdibujada con un tono inconsistente. En 2021, HBO Max estrenó La Liga de la Justicia de Zack Snyder, en la que el director pudo mostrar su visión. Esta, aunque más cohesiva y épica, llegó tarde para salvar un universo que languidecía.
Tras cinco años de ausencia (si obviamos La Liga de la Justicia de Zack Snyder), el regreso de Henry Cavill como Superman se convirtió en un clamor popular. Finalmente, en 2022, su sorprendente cameo al final de Black Adam parecía ser la señal inequívoca de una nueva era.
El propio Cavill confirmó poco después que volvía oficialmente al rol. Sin embargo, el entusiasmo duró poco. La llegada de James Gunn y Peter Safran a la dirección del recién creado DC Studios en 2022 implicó un reinicio total del universo, cuyo primer damnificado fue Cavill, desvinculado del papel días después de su anuncio.
Nace DC Studios
En 2018, DC le ofreció a James Gunn dirigir un proyecto a su medida: El Escuadrón Suicida (2021), una suerte de secuela-reinicio de la fallida Escuadrón Suicida (David Ayer, 2016), protagonizada por Margot Robbie, Idris Elba y John Cena, que le permitió desplegar toda su libertad creativa con ecos a la bélica Doce del patíbulo (Robert Aldrich, 1967).
Aunque El Escuadrón Suicida no fue un gran éxito en taquilla –en parte por su estreno simultáneo en cines y HBO Max durante la pandemia–, fue ampliamente elogiada por la crítica y por los propios responsables de Warner Bros. Gunn transformó a un grupo de villanos de segunda línea en un equipo disfuncional, violento y, paradójicamente, entrañable. La película tenía sangre, mucho humor negro, sátira política y, sobre todo, corazón. Mostraba lo que Gunn mejor sabe hacer: encontrar humanidad en personajes rotos y despreciados por la sociedad, como ya demostró en Marvel con la excelente trilogía de Guardianes de la Galaxia (James Gunn; 2014, 2017 y 2023).
Ya como copresidente de DC Studios, Gunn anunció en 2022 que escribiría y dirigiría una nueva película de Superman, lo que provocó sentimientos encontrados. Algunos se preguntaban si su tono irreverente y su humor tan característico serían adecuados para el personaje, obviando su talento innato para narrar historias de héroes marginales, inadaptados o simplemente incomprendidos. Y en el fondo, ¿qué es Superman sino otro marginado?
James Gunn
El 11 de julio de 2025 llegó a los cines de toda España Superman, la esperada película con la que James Gunn da el pistoletazo de salida al nuevo Universo DC. Una reinvención total del icónico personaje con un enfoque que respeta las raíces del héroe, introduciendo elementos nuevos y personajes secundarios poco explorados.
La historia gira en torno a un joven Clark Kent que trata de encontrar su lugar en el mundo, equilibrando su herencia kryptoniana con los valores que ha absorbido de su crianza en Smallville. El filme explora su intento de encajar en una sociedad que cada vez valora menos la bondad. El humor está presente en Superman, aunque no domina el tono general. Gunn ha confirmado que hay “momentos divertidos, situaciones irónicas y personajes con carisma”. La intención es equilibrar el corazón, la épica y la ligereza, sin caer en la autoparodia. Uno de los aspectos que más expectación generó fue el diseño del nuevo traje de Superman. Gunn confirmó que, tras muchas dudas iniciales, decidió incluir los clásicos calzoncillos rojos por fuera del traje. En sus propias palabras, “durante mucho tiempo me resistí a ponerle los calzoncillos. Me parecía algo anticuado. Pero cuanto más analizaba su función visual, más entendía que aportan equilibrio a la figura”. La película también sirve para introducir a otros personajes del nuevo universo compartido de DC. Entre ellos destacan Hawkgirl (Isabela Merced), Mister Terrific (Edi Gathegi), Guy Gardner, una versión particularmente odiosa de Green Lantern interpretada por Nathan Fillion, y Metamorpho, encarnado por Anthony Carrigan.
Krypto, el Superperro
También destaca la presencia de Krypto, el Superperro, que adquiere un rol importante tanto en la parte emocional como en las escenas de acción. Gunn ha revelado que los movimientos de Krypto se basan en su propio can. “Trabajamos con los animadores para capturar la forma de caminar, de correr, incluso los gestos de mi perro. Queríamos que Krypto fuera real, no una simple mascota con capa. Es fuerte y leal”, sentencia. Superman es la piedra angular del primer capítulo del nuevo Universo DC, titulado Dioses y Monstruos, del que también formarán parte películas como Supergirl: Woman of Tomorrow (Craig Gillespie, 2026) y The Brave and the Bold (Andy Muschietti, 2028).
El mundo le necesita
Hay personajes que trascienden su propia historia. Superman no es solo un superhéroe. Es un símbolo. Un ideal. En una época como la actual, donde el miedo, la polarización y la incertidumbre se han convertido en elementos cotidianos, su figura se vuelve más necesaria que nunca.
Vivimos en un mundo que parece desbordado por sus propias contradicciones. Las redes sociales amplifican el odio y la desinformación. La política está más dividida que nunca, con el avance preocupante de ideologías autoritarias y el debilitamiento de valores democráticos que costaron siglos consolidar. El cambio climático avanza implacable. Las guerras, lejos de ser cosa del pasado, vuelven a acaparar titulares. En este contexto, la idea de un héroe que encarne la compasión y la esperanza resulta imprescindible.
Superman ha sido, desde su nacimiento en el año 1938, una representación del inmigrante (un alienígena criado por humildes granjeros en Kansas), del individuo que, a pesar de tener un poder ilimitado, escoge usarlo para hacer el bien con humildad y empatía. Su moralidad forma parte de su esencia. Porque el mundo necesita algo más que ídolos. Necesita ejemplos. Sumidos en una tendencia que parece celebrar la ambigüedad moral, el antihéroe, la transgresión sin propósito, Superman ofrece una alternativa: el sacrificio sin recompensa.
Gunn ha dicho que Superman es alguien que representa la esperanza en un mundo que ha dejado de creer en ella. Esa declaración no es solo una premisa de guion, es una lectura del presente. Necesitamos relatos que vuelvan a hacernos creer en la posibilidad de un mañana mejor.
El superhéroe más icónico del mundo no solo puede evitar un incendio o frenar meteoritos: puede salvarnos de nosotros mismos. De nuestra indiferencia. De nuestra resignación. Superman es ese faro al que volvemos cuando necesitamos recordar que aún hay valores que valen la pena defender: la verdad, la justicia, la dignidad, el amor, la paz. El mundo necesita a Superman. Solo basta un pequeño gesto para creer: mira al cielo.
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