Un museo recrea parte de la obra del misterioso y controvertido grafitero británico

Banksy, el mayor exponente del arte urbano

No se sabe quién es, pero sí lo que hace. El polémico grafitero nacido cerca de Bristol, se mueve en una eterna dicotomía. Irreverente, se ha convertido en el artista callejero más famoso y enigmático de nuestro tiempo. Sus obras, plagadas de mensajes críticos contra el orden establecido, alcanzan precios desorbitados. Proclama estar ajeno al mercado del arte, pero ha generado uno propio. El universo Banksy se acaba de instalar en Madrid con la mayor colección de Europa.

Por M. J. Álvarez

29/04/2025
Bansky

No es un museo al uso, como tampoco lo es el artista al que está dedicado. Se trata de Banksy, el célebre y enigmático grafitero, aplaudido y denostado a partes iguales. Ahora, parte de las creaciones del que utiliza las calles como lienzo y como la mayor galería del mundo al aire libre, se encuentran en un antiguo parking-taller de coches de Madrid. La capital se convierte así en el epicentro del arte urbano de Europa al albergar la mayor colección de reproducciones del británico. El espacio, que abrió sus puertas al arrancar 2025, el 5 de enero, está en el distrito de Arganzuela. Ahí, en el número 1 del paseo de la Esperanza, una docena de artistas han recreado de forma fidedigna una cuidadosa selección de sus trabajos en las paredes y puertas del recinto.

Identidad desconocida

No hay ni un solo espacio libre en los muros repletos de sus obras más icónicas a las más actuales, dispersas por el mundo. Y todo ello, sin que su creador reclame los derechos de autor, ya que califica la propiedad intelectual de “una cosa de perdedores”. Además, el Museo Banksy es tan original y curioso como su autor. Se especula con que el pseudónimo que usa podría corresponder a Robin Gunninngham o Robert Banks; él afirmó en una entrevista a la BBC que se llama Robbie, diminutivo de Robert. No dijo más. No se sabe quién es este personaje de fama mundial, pero sí qué hace.

Bansky
Balloon girl (niña con globo), de 2002, es uno de los murales más conocidos y el favorito de los británicos. Es una llamada a la esperanza y a la pérdida. © Gaby Soto.

Sus trabajos, que comenzaron a finales de la década de los 80 en Bristol, en cuyas inmediaciones se sitúa su nacimiento a mediados de los 70, se caracterizan por sus impactantes imágenes con mensajes críticos contra el capitalismo, las guerras, la sociedad de consumo, la política, la cultura, los conflictos sociales, medioambientales y las miserias humanas; todo ello, aderezado con grandes dosis de ironía y sarcasmo. Su arte callejero, realizado en sus orígenes con botes de aerosol, dejó pasó a la técnica del esténcil —plantillas sobre las que aplica el spray para ser más veloz—, destaca por el uso de dos colores, negro y rojo, con notas de blanco y azul, así como por sus trazos sencillos y poderosos, algunos casi infantiles.

"El objetivo del museo es invitar a la reflexión sobre las realidades y los conflictos políticos y sociales contemporáneos", indican los responsables

El considerado mayor exponente del “art street” —expresión artística realizada en la calle de forma ilegal— ha sido captado con el rostro cubierto garabateando paredes. Aunque su identidad es un misterio que alimenta por ser parte de su atractivo, sus obras en la vía pública, vallas, muros o puentes hablan por él. Eso ocurre en el vanguardista museo madrileño, el segundo en España tras el de Barcelona, una iniciativa del productor teatral Haziz Vardar, quien creó el primero en París. El éxito de la exposición itinerante en la Ciudad de la Luz en 2020 llevó a este belga-albanés a tejer una red con sedes en Lisboa, Bruselas, Praga, Cracovia y Nueva York, explica Ramón Arteaga, coordinador de las visitas guiadas.

Democratizar el arte

Con la idea de Banksy de democratizar el arte, el recinto, dirigido por Shpend Soloki, ofrece la oportunidad de difundir la obra del polémico y transgresor británico y su mensaje, sin necesidad de viajar o verla a través de una pantalla, agrega Arteaga. En la inmensa nave de 1.500 metros cuadrados se exponen más de 90 murales a tamaño real, además de acrílicos, óleos, serigrafías, litografías y esculturas.

Bansky
Boy Crayon Shooter o Tirador de lápices de colores (2011) denuncia el papel de los menores en las guerras. También es conocida como Child Soldier o Niño soldado. © Gaby Soto.

Obras más representativas

Reúne más de 170 obras que ofrecen un amplio espectro de su trayectoria, desde las más representativas, como la desconcertante Grin Reaper (La sonrisa de la parca), con el emoticono de la sonrisa como rostro en su constante juego a la dualidad o la inocencia y fugacidad de Balloon Girl (Niña con globo), quizá la más famosa, titulada también, Siempre hay esperanza-, hasta las más recientes dedicadas a la contaminación o al mundo animal, como la serie Zoo de Londres.

En la muestra, no faltan la presencia de las ratas, su santo y seña, herencia de Blek le Rat, el grafitero francés pionero del esténcil, como metáfora de un ser repugnante y menospreciado. “Si eres sucio, insignificante y no eres amado, las ratas son el perfecto modelo a seguir”, sostiene Banksy.

El Museo de Banksy en Madrid reúne más de 170 piezas, desde las icónicas a las actuales, en 1.500 m2

El museo está estructurado a modo de viaje por los países en los que el artista ha plasmado su visión del mundo: EE. UU., Reino Unido, Francia e Italia, además de dedicar una sección temática a la inmigración y a las guerras como la de Ucrania y Palestina, donde los conflictos humanitarios y bélicos son desgarradores. El país invadido por Rusia ocupa una sala íntegra en la que el creador simboliza la resistencia.

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Rinoceronte sobre un Nissan Micra (2024) es el grafiti más grande del Museo Banksy. La réplica mide 3,7 metros de ancho por dos de alto. Destaca por la fuerza del animal que parece sobrevolar el coche. © Gaby Soto.

Otras de las reproducciones más destacadas son las del muro de más de 700 kilómetros que separan Cisjordania de Israel, en las que reivindica la causa palestina. En él se plasma el reconocido The Flower Thrower (Lanzador de flores), una oda a la paz encarnada en un encapuchado que transmite rabia. Al igual que su recreación del The Wall off Hotel, que con diez habitaciones decoradas por él y media hora de luz al día, ofrece a los huéspedes “las peores vistas del mundo”: dan a las planchas de hormigón de la barrera generando en una sensación asfixiante y claustrofóbica

“El objetivo del museo es invitar a la reflexión sobre las realidades y los conflictos políticos y sociales contemporáneos”, precisa Arteaga. Y lo consigue, pues sus obras no dejan indiferente a nadie. Impactan, inquietan, sobrecogen y golpean, como una bofetada, además de provocar también una sonrisa por su ironía y descaro. Un ejemplo de ello son los retratos en los que se burla de dirigentes políticos como Turf War, donde plasma a Winston Churchill como un punki con una cresta de césped en la cabeza, o Red Lenin, cuya pequeña figura negra patina sobre un brillante fondo rojo.

Mordaz con los clásicos

Reinterpreta con su humor ácido y su mordacidad obras clásicas como The gleaners (Las espigadoras) de Millet, denominada en su doble lenguaje: “Una pausa para fumar”, en la que una de campesinas se toma un respiro, sentada en el marco del cuadro. O, en la serie Sunflowers (Los girasoles de la gasolinera) de Van Gogh, donde las flores languidecen, moribundas, para apelar a la contaminación y sus efectos en la naturaleza.

La obra de Banksy, de trazos sencillos, no deja indiferente a nadie. Impacta, sobrecoge y golpea, como una bofetada. También provoca una sonrisa por su ironía y descaro

Este museo, uno de los pocos del mundo dedicado al grafiti, no persigue la comercialización, en tanto que el artista se muestra contrario a la venta del arte, sino difundir sus mensajes directos contra lo establecido. “Es una experiencia cultural inmersiva que pretende adentrarse en el particular universo de Banksy, acompañando las imágenes con los sonidos del ambiente —urbanos, sirenas de policía, disparos, etc.—, para lograr una mayor conexión con las obras”, incide el coordinador de las visitas guiadas.

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Hula hooping girl (Niña con aro), del año 2020. © Gaby Soto.

Aclamado y odiado a partes iguales, las creaciones de este artista no solo decoran: conciencian respecto a los conflictos del planeta, invitan a la reflexión, claros y directos como el enorme cuadro Devolved Parliament (Parlamento transferido) de cuatro metros de ancho, en el que representa la Cámara de los Comunes repleta de chimpancés, una crítica sobre su visión de los dirigentes políticos, en pleno debate sobre el Brexit. Fue vendido en una subasta por 11 millones de euros. Suele usar también iconos pop, como la reina Isabel II, reconvertida en David Bowie con su famoso rayo azul y rojo surcando el rostro; Steve Job -hijo de sirio- con un viejo Macintosh, cargando sus pertenencias en plena crisis migratoria en Calais (Francia) o, escenas de películas como Pulp Fiction en la que las pistolas son sustituidas por plátanos.

¿Un rebelde oportunista?

¿Genio o vándalo? Irreverente y reivindicativo, Banksy proclama que es ajeno al mercado del arte, pero genera uno propio que le ha convertido en estrella. Por ello es amado y odiado. Cada subasta de una obra suya se vende por millones de euros. Declarado oportunista por sus detractores, le gusta llamar la atención. Así ocurrió con el cuadro del mural Ballon Girl, destruido parcialmente en Sotheby’s, para pasmo de los presentes, una vez adjudicado por 1,18 millones de euros, multiplicando sustancialmente su valor. Pasó a llamarse Love in de bin (El amor está en la papelera), denominada también El amor está en el aire.

El artista rebelde, considerado un genio que rompe las reglas, ha desaparecido para sus detractores. A pesar de repetir que no busca el reconocimiento, fomentar un anonimato que le da valor añadido a su obra que difunde en las redes, se ha convertido en el artista de mayor impacto contemporáneo. Toda una contradicción con su afirmación: “El éxito comercial es un fracaso para un grafitero”.

Por todo ello, le acusan de traicionar su esencia al entrar en el lucrativo mundo artístico y ocupar un lugar privilegiado. Un ejemplo que le reprochan fue la apertura de una tienda en Londres, un escaparate de la venta de su obra online que lleva el sello de autenticidad de la empresa Pest Control (Control de Plagas). Banksy sostiene que “el mundo del arte es la broma más pesada que hay”. Juzguen si es su caso.

 

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