Centenario de la Cuesta de Moyano
Un siglo de la calle más leída
La Cuesta de Moyano celebra 100 años como el mercado literario al aire libre más emblemático de Madrid. Integrada en el Paisaje de la Luz, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, esta feria de libros de segunda mano y antiguos sigue siendo un refugio para lectores y amantes de la cultura. Sus 30 casetas, algunas regentadas por generaciones de libreros, han sobrevivido a crisis y cambios, manteniendo viva la tradición y la pasión por la literatura.
Por Javier Carrascosa | Fotografía: Gaby Soto
La cuesta recibe su nombre de Claudio Moyano (Zamora, 1809; Madrid, 1890), político liberal del siglo XIX, quien impulsó la ley educativa más longeva de la historia española, la Ley de Instrucción Pública de 1855. En su parte inferior, esta subida acoge un monumento de bronce, obra de Agustín Querol en honor al político zamorano y, en la parte superior, hay otra estatua, dedicada al escritor vasco de la generación del 98 Pío Baroja.
Esta librería callejera se caracteriza por la compra y venta de libros antiguos y de segunda mano y es, sin duda, un lugar en el que tanto viejas y nuevas generaciones encuentran el libro que desean, u otros diferentes o mejores, para continuar creciendo como lectores.
Fue en 1925 cuando se instaló en la Cuesta de Moyano la icónica hilera de casetas de madera, de unos 15 metros cuadrados –que, por aquel entonces, carecían de luz y calefacción– y en las que se podían adquirir libros por apenas 15 céntimos. Precisamente por este motivo, el propio Ramón Gómez de la Serna la llamaba “la Feria del Boquerón”, haciendo referencia al precio por el que se podía tomar un aperitivo.
No fue el único ilustre escritor que la definió. Y es que, más de medio siglo después, en los años ochenta, Francisco Umbral también se refirió a la Cuesta de Moyano como “la calle más leída de Madrid”.
Umbral la definió como “la calle más leída de Madrid”, mientras Gómez de la Serna la llamaba “la Feria del boquerón”
Muy pocos años más tarde, en 1985, Tierno Galván acometió una importante remodelación de las infraestructuras. El entonces alcalde de Madrid decidió derribar las antiguas casetas por su inestabilidad: eran de madera, no tenían luz eléctrica, no había aseos ni agua… Sin embargo, no terminó del todo con la esencia de este enclave y su transformación se tradujo en una réplica de las 30 casetas originales, a las que dotó de solidez y de todas las infraestructuras necesarias.
Perfil del comprador
El perfil del comprador de libros de la Cuesta de Moyano, protagonista indispensable, como en cualquier otra feria literaria, ha experimentado grandes cambios a lo largo del último siglo. Antiguamente, se acercaban estudiosos y universitarios que no tenían más remedio que acudir a la Cuesta para adquirir libros de segunda mano al no poderse permitir libros nuevos. Hoy en día, esa necesidad ha desaparecido pues actualmente internet ha conseguido que salir de casa para consultar información no sea tan necesario.
Recorriendo las casetas, los visitantes pueden encontrar hoy en día novedades literarias, facsímiles, cómics, mapas, novelas infantiles… Y, en definitiva, libros nuevos o de segunda mano a precios muy asequibles y en muy buen estado de conservación.
La Cuesta de Moyano cuenta con apenas 250 metros, pero es la librería más grande de España en número de ejemplares ya que en el interior de sus casetas se guardan unos 250.000 libros. Además, ha sido frecuentemente visitada por personajes ilustres como José Ortega y Gasset, Ernest Hemingway, María Zambrano, Pío Baroja, Gómez de la Serna, Azorín, Patti Smith, Federico García Lorca, Carmen Iglesias, Francisco Umbral y Álex de la Iglesia, entre otros.
Desde su fundación, la actividad en la Cuesta de Moyano ha permanecido ininterrumpida. Ni siquiera durante la Guerra Civil se detuvo. Durante el conflicto, los libreros resistieron y solo estuvieron durante 15 días sin abrir. También se vieron obligados a cerrar en 2004, con motivo de los atentados de Atocha, y en el año 2020, por culpa de la pandemia de covid. Desde entonces, y hasta el día de hoy, no han vuelto a cerrar por ningún otro motivo ajeno a las inclemencias meteorológicas.
En los 250 metros que mide la Cuesta de Moyano hay 250.000 ejemplares
Reivindicaciones
Actualmente, las 30 casetas de la Cuesta de Moyano coexisten regentadas por hijos o nietos de los fundadores de la feria. Precisamente, la presidenta de la Asociación Soy de la Cuesta, Lara Sánchez, es nieta e hija de uno de los libreros que tiene su caseta en este lugar. Y, como indicó a Perfiles, “la Cuesta de Moyano tiene que ser un reclamo cultural para la ciudad de Madrid”, a la vez que advirtió que “es una proeza seguir vendiendo libros en la era digital”. También aludió a las peticiones que han vertido desde la asociación hacia las administraciones. “Hemos exigido a la Junta Municipal de Retiro que arregle los problemas que tienen las instalaciones. Además, estamos reivindicando que se revisen los cánones que los libreros tienen que pagar, ya que son muy altos, vendan o no”, añadió Sánchez.
Los libreros y socios de la centenaria calle también mantienen, desde 2015, su “histórica demanda” de crear un café literario en la Cuesta, pese a que el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), órgano asesor de la Unesco en cuestión de patrimonio, lo desaconsejara.
Patrimonio mundial
La Cuesta de Moyano forma parte del Paisaje de la Luz, Patrimonio Mundial de la Unesco. Está próxima al Museo del Prado, al Botánico y al Parque de El Retiro. Precisamente, la directora del Jardín Botánico de Madrid, María Paz Martín, manifestó que “el Real Jardín Botánico no puede tener unos vecinos mejores, tanto con la Feria del Libro permanente de la Cuesta de Moyano, como, por ejemplo, el Museo del Prado, ya que con ellos podemos realizar actividades complementarias que permiten dar a conocer al público la investigación, la conservación y la educación que realiza nuestro instituto, el más antiguo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que este año cumple 270 años”.
Este 2025, con motivo del centenario, los lectores podrán disfrutar desde rutas literarias hasta ciclos de tertulias literarias. El propio Real Jardín Botánico de Madrid, de hecho, comparte actividades con la asociación de la Cuesta de Moyano. En este sentido, Martín confirmó que “el Día del Libro, a las primeras 300 personas que compraron un ejemplar en alguna de las casetas de la Cuesta de Moyano, se les regaló una invitación para entrar en el Real Jardín Botánico-CSIC. El público estaba encantado con esta iniciativa, que es muy probable repitamos durante los próximos años”.
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