Olvido oncológico
Una vida de superación más allá del cáncer
El derecho al olvido oncológico aprobado por Consejo de Ministros e integrado en el Real Decreto-Ley 5/2023 pretende proteger a las personas que tienen o han tenido un cáncer. Entre otras cuestiones, por la afección que supone para ellas tener que dedicar parte de su vida a los tratamientos y revisiones exhaustivas a los que están sometidas. Además pretende remediar un retroceso en los derechos de mujeres con cáncer, puesto que algunas empresas se muestras reacias a contratarlas e, incluso, a mantenerlas en su puesto.
Por Aday Sánchez

Los datos son muy llamativos. El 20% de los enfermos de cáncer con empleo son despedidos o no se les renueva el contrato. La medida aprobada por el Gobierno pretende ser el ‘salvavidas’ de todos los pacientes de cáncer al prohibir la discriminación haciendo que las personas que hayan superado la enfermedad no estén obligadas a declarar su situación clínica.
Aunque el derecho al olvido oncológico se hace efectivo a los cinco años de superar la enfermedad —ocultando el historial médico—, la realidad es que estos plazos pueden no ser suficientes ante el agravante que supone para los pacientes el que las empresas los rechacen por haber tenido un cáncer.
Este es el caso de Laura García (Toledo) después de que en enero de 2023 le diagnosticaran cáncer. “Fue un duro golpe tanto a nivel personal como profesional. Con 29 años había conseguido un poco de estabilidad en ambos casos y que te digan que tienes cáncer te destroza en todos los sentidos”, mantiene Laura.
A nivel personal acababa de comenzar a vivir con su pareja hasta que a los seis meses todo cambió por la enfermedad. “Cuando llegué a casa ese 2 de enero, nos miramos y le pregunté qué hacíamos, a lo cual me respondió: “Tirar hacia adelante, con todo, paso a paso, pero siempre juntos. Y fue así. Me acompaño a la mayoría de mis quimios, en mi hospitalización… ha sido mi ayudante, mi psicólogo, mi no-médico, mi todo”, argumenta emocionada Laura.
Uno de cada cinco enfermos de cáncer pierde su empleo. Muchos pacientes sufren despidos tras comunicar la enfermedad a sus empresas
En el ámbito profesional, estaba muy tranquila porque llevaba unos años buenos después de que le costara bastante comenzar a trabajar como maestra de Educación Especial en un centro escolar.
“Trabajaba a jornada completa en Madrid, con un horario bueno y que podía complementar con mi vida personal. Tenía un contrato temporal de largo tiempo, con posibilidad de renovación en los próximos cursos”, detalla Laura, hasta que todo cambió al diagnosticarle la enfermedad.
“Todo iba bien hasta la baja”
Cuando Laura comenzó en diciembre con revisiones, desde el centro escolar donde impartía clases estaban muy pendientes de todos los pasos que daba, algo que agradeció bastante al sentirse arropada también en el ámbito laboral. “Cuando me diagnosticaron les llamé rápidamente para avisarles de mi situación y de que no podría incorporarme el 8 de enero porque tenía pruebas, pero que lo haría al día siguiente”, explica Laura, añadiendo que todo iba bien hasta que llegó el momento de la baja: “Justo diez días después de pedirla, recién enchufada a mi segundo ciclo de quimioterapia, recibí la llamada de que mi contrato acababa”.
Discriminación laboral
Laura tuvo que enfrentarse a esa tesitura laboral que, sumado a la complicación de ser diagnosticada de cáncer, le llevaron a plantearse muchas cosas. “Hablaba mucho con mis hermanos y un abogado sobre el tema del contrato y cómo me afectaría cuando llegara el momento de pedirme la baja y se contemplaban muchos escenarios. Al final pasó lo que todos esperábamos, rescindir el contrato”, comenta García agregando que esa llamada, “enchufada a la quimio, sabiendo la persona que me llamó lo que estaba haciendo en ese momento, fue tan fría que aún me duele y me da miedo a partes iguales”.
Fueron unas palabras que se han grabado a fuego en la mente de Laura. La conversación fue sencilla: “Tu contrato ha terminado, y renovar algo cuando estás de baja y sin posibilidad de reincorporarte, es tontería. Además, era un contrato con periodo de prueba de cuatro meses….”, le dijeron. “Mi cara era un poema, estaba descompuesta”, lamenta Laura.
La Ley de Olvido Oncológico ayudará a las personas que han tenido un cáncer a rehacer su vida y poder volver a tener hipotecas, seguros o un trabajo
“Hablé con mi familia y decidimos que decir algo al centro era tontería, al final yo estaba en un proceso bastante complicado y necesitaba tranquilidad, no disgustos. Pero agarrarse a finalizar un contrato por un periodo de prueba cuando tengo mensajes de felicitaciones por mi trabajo… es duro”, sostiene García. “Tenemos nuestros derechos y nuestras circunstancias. No todo vale, ni menos agarrarte a un periodo de prueba por tener una enfermedad de estas características. Hay formas y maneras”, muestra Laura apenada.
“La enfermedad te cambia”
Yulia Lisyanskaya (Salou) lleva cuatro años luchando con la enfermedad. Con 34 años le detectaron cáncer de mama y ha pasado por una situación laboral difícil que le han llevado a tener incluso varios ataques de ansiedad. “Tuve que cogerme la baja, en la empresa (en la que trabajaba como recepcionista de un hotel) me finiquitaron y, mientras salía por la puerta, la directora me bloqueó de su móvil, del grupo de WhatsApp de trabajo y del personal”, comenta Yulia, explicando que su jefa se había enfadado porque “ahora tenía que reorganizar horarios y, según ella, tenía que avisar por adelantado de que me pongo mala”.
“No eres la misma persona que antes, esta enfermedad te cambia, hay muchas secuelas y necesito adaptación”, argumenta. Para Yulia, la ley del olvido oncológico es como “pasar página”.
La importancia del Decreto-Ley
Este tipo de situaciones se están convirtiendo peligrosamente en la tónica habitual de los problemas añadidos de los pacientes de esta enfermedad. Laura García asume que no es un hecho aislado, “pasa en muchas ocasiones, pero a veces da miedo denunciar estas injusticias. Da miedo enfrentarte a una empresa o a un jefe que decide despedirte o rescindir un contrato por tener cáncer. Y esto debería de acabar”.
Para ella, esta ley supone que les den unos derechos que le corresponden. “Solo pido estar en igualdad de condiciones que el resto, no tener que ocultar quién soy, qué me ocurre o qué necesito”, manifiesta Laura. Desde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) también se encargan de asesorar en esta materia a todos los afectados con trabajadores sociales y abogados especializados en este tipo de casos.
“Con esta Ley se solucionan problemas que en estos momentos siguen dándose entre los pacientes en materias como las hipotecas, despidos, seguros… Falta mucho por recorrer, pero si hay algo que estaban de manifiesto es que esta Ley era, es y será necesaria”, subrayan desde la AECC.
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