Voluntariado
Mamás (y papás) a turno completo
Las voluntarias y voluntarios de Mamás en Acción acompañan a niños que están solos en los hospitales: víctimas de malos tratos, residentes en centros tutelados o menores de familias muy vulnerables.
Por Carolina Martínez
Como todos los días, a Patricia le suena el despertador a las 7 de la mañana. Se levanta y antes de ducharse deja el desayuno preparado a sus dos hijos, de 15 y 13 años, que van solos al cole. Se ducha rápidamente. Nunca sobra tiempo. Coge sus cosas y sale a por el coche. Vive en una ciudad cercana a Madrid y trabaja en el departamento de Recursos Humanos de una gran empresa, situada en uno de los accesos a Madrid. Tiene suerte, porque puede aparcar dentro.
A las 9 está en su escritorio y comienza su jornada laboral. Hasta ahí, todo normal: trabaja, toma un café con los compañeros y a la hora de la comida suele quedarse en la oficina, prefiere llevarse algo hecho de casa e intentar salir lo antes posible. Ese día, además, tiene mucho lío en el trabajo: informes que terminar y una reunión que le viene fatal… ¡Paciencia!
Sus hijos salen del cole a las 3, así que cuando ella suele llegar a casa, ellos ya han comido y se han ido a algunas de sus extraescolares o al fútbol o, si hay suerte, están estudiando en casa.
Patricia está divorciada y sus hijos no la necesitan como antes. Le gusta salir con sus amigas, a veces ha quedado con alguna cita, pero nada serio. Su vida era tranquila, sencilla, pero el cuerpo le pedía algo más, ayudar, implicarse de algún modo, pero no encontraba la actividad idónea. Hasta que conoció a Mamás en Acción. Esta es una ONG muy diferente. Realmente es una comunidad de voluntarias (y voluntarios, porque también hay hombres) que acompañan a menores que, por diversas razones, están hospitalizados solos, sin la compañía de un adulto. Son esa mamá a pie de cama que está pendiente de todo lo que le pase o pueda necesitar su hijo. Son esa mamá… De ahí su nombre.
Cerca de 1.000 niños lograron acompañamiento durante sus ingresos hospitalarios gracias a los 3.000 voluntarios de Mamás en Acción
Acompañan a niños que viven en centros tutelados; que están en medio de procesos judiciales por diferentes razones, entre ellas malos tratos, por lo que no pueden tener contacto con sus familiares; también a hijos de familias muy vulnerables, que viven en absoluta precariedad, tanto que, si la madre o el padre permanecen con su hijo, corren el riesgo de no cobrar y de no mantener al resto.
No todo el mundo puede valer para ser Mamá en Acción, hacen falta dosis de generosidad, de empatía, de implicación y de amor, porque finalmente regalan tiempo y amor a menores que nunca volverán a ver cuando salen del hospital. El contacto termina ahí.
Voluntaria sin dudarlo
Patricia leyó en la prensa un reportaje sobre Mamás en Acción y no lo dudó ni un minuto. Llamó para informarse y le propusieron que asistiera a una de los encuentros informativos que realizan cada cierto tiempo. Le explicaron el funcionamiento: primero tenía que rellenar una serie de papeles y aportar otros, como el certificado de antecedentes penales y de delitos sexuales; luego, pasar un test psicológico, para acreditar que estaba preparada para esa nueva responsabilidad; y, por último, asistir a un curso de formación de una mañana.
Después, estaba lista para apuntarse a alguno de los turnos de acompañamiento. Todos los voluntarios disponen de una aplicación en el móvil, que les avisa de los turnos de acompañamiento disponibles en los diferentes hospitales. Solo hace falta pinchar para vivir una experiencia única e irrepetible. Pueden acompañar dos horas, o tres, o hacer el turno completo de noche.
Así que ese día, como cualquier otro, Patricia decide que tiene tiempo de hacer un turno. Desde el trabajo, calcula que serán 30 minutos en coche hasta llegar al hospital. Bien, puede hacer el de las 18:00 a las 20:00 y a las 21:00 estaría en casa. Además, ha visto que ese turno está costando cubrirlo y no quiere dejar a ese niño solo. Aunque sepa que se le hace un poco tarde, que llegará a casa y tendrá que hacer cenas y charlar con sus hijos, a pesar de todo, lo que no puede es dejar a ese niño solo.
Y en ese momento empieza su aventura. Ese es el gran compromiso de esta increíble comunidad de voluntarias: regalar su tiempo y recibir, a cambio, una sonrisa o un pequeño abrazo, o a veces nada de eso, no recibir nada, pero saber que estás haciendo algo bueno. Cuando vuelva, le contará a sus hijos cómo se encontraba hoy el pequeño, un menor al que probablemente vuelva a ver mañana o quizá no vuelva a ver nunca más.
Sara: "La experiencia más increíble de mi vida"
"Vi una campaña en la tele y sencillamente me enamoré. Hice la solicitud y cuando recibí mi camiseta y mi acreditación me lancé al primer acompañamiento. Fue la experiencia más increíble de mi vida. Fue muy especial, era una bebé prematura, llena de cables, pero fue amor a primera vista. Pensé que esa era la mejor decisión que podía tomar en mi vida. Pienso mucho también en una niña con parálisis cerebral porque me costó muchísimo llegar a ella, pero, cuando logré sacarle una sonrisa, fue increíble".
Yolanda: "Los niños te dan tanto cariño"
"Mi primer acompañamiento fue con una adolescente de 14 años y sinceramente estaba nerviosísima. No sabía qué era lo que habría detrás de esa puerta. El resultado fue muy bonito, me acordaré siempre de lo cariñosa que era. Los niños son tan generosos, te dan tanto cariño… Tengo mil y una anécdotas y de todas te llevas un trocito en tu corazón. Ser Mamá en Acción es algo que ya me pertenece y que quiero que continúe conmigo".
Alfonso: "Mi primer acompañamiento fue magia"
"La semana que mis hijos no están conmigo, porque estoy separado, puedo decidir dormir en casa o acompañar a algún niño que lo necesite. Mi primer acompañamiento fue magia, fue una bebé abandonada. Ponérmela en el pecho y notar como se relajaba y se quedó dormida no se me olvidará nunca. Tengo un recuerdo muy especial de un niño extranjero, sordo, estuvimos jugando dos horas, cuando me dijo que estaba cansado, se lanzó sobre mí y me dio un abrazo que todavía me emociona cuando lo recuerdo".
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