Primer Informe sobre soledad no deseada de la juventud
El 69 por ciento de los jóvenes se ha sentido solo en algún momento de su vida
El 25,5 por ciento de los jóvenes españoles de entre 16 y 29 años asegura sentirse solo en la actualidad, una cifra que llega al 69 por ciento si se suma a las personas de este mismo rango de edad que se han sentido solas en algún momento de su vida.
Por Beatriz Jiménez
Así lo pone de manifiesto el primer Informe sobre soledad no deseada de la juventud realizado e impulsado por SoledadES, el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada de Fundación ONCE, en colaboración con Ayuda en Acción. A la presentación del trabajo acudió la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, la cual aseguró que “debemos construir una sociedad que nos permita romper las paredes de la soledad y construir relaciones cercanas donde podamos dar espacios a nuestras vulnerabilidades, sin sentirnos aplastados por la presión de cómo deberíamos sentirnos".
Al acto asistieron también Miguel Carballeda, presidente del Grupo Social ONCE; Jaime Montalvo, presidente de la Fundación Ayuda en Acción; Matilde Fernández, presidenta de SoledadES, y Matías Figueroa, director del programa Europa de la Fundación Ayuda en Acción. El evento estuvo moderado por José Manuel González Huesa, director de Perfiles y director general de Servimedia.
Cuando se piensa en soledad, comúnmente y de forma casi automática, viene a la cabeza la imagen de personas mayores. Ahora, varios informes lo desmienten. Este sentimiento que sufre la juventud es una soledad silenciada y que azota con dureza.
El 77,1 por ciento de los entrevistados afirma conocer a otros jóvenes que también se sienten solos
En el informe se muestra cómo tres de cada cuatro jóvenes que dice sufrir soledad no deseada (75,85 por ciento) aseguran sentirla desde hace más de un año, y en la mitad de los casos (45,7 por ciento) este sentimiento perdura más de tres años. Además, el 77,1 por ciento de los entrevistados afirma conocer a otros jóvenes que también se sienten solos.
Los autores del informe aclaran que la pandemia es la causa de esta situación solo para el 20,4 por ciento, lo que lleva a que el 79,6 por ciento de los encuestados no atribuyen su soledad al coronavirus. Se aclara también que “la situación de soledad es más frecuente entre las mujeres jóvenes (31,1 por ciento) que entre los hombres (20,2 por ciento) de la misma edad”.
Según se indica en la investigación, existen otras problemáticas que afectan como estar en situación de desempleo, en riesgo o situación de pobreza, haber sufrido acoso escolar o laboral, tener mala salud física o mental, discapacidad, ser de origen extranjero o de un colectivo LGTBI, entre otras condiciones.
“Todos reivindicamos la responsabilidad pública. Un trabajo por la construcción de una sociedad mejor, más amable, más decente y justa", ensalza Javier Montalvo, presidente de la Fundación Ayuda en Acción.
Asimismo, el trabajo resalta también la fuerte relación que existe entre el acoso escolar o laboral y la soledad no deseada en la juventud: el número de personas que han sufrido acoso escolar o laboral alguna vez en su vida es casi el doble en el grupo de jóvenes que padecen soledad no deseada que en el formado por los que no la padecen (58,1 frente al 32,1 por ciento). En la encuesta se muestra que cuatro de cada diez jóvenes en España han sufrido una experiencia de este tipo, lo cual “ensalza la necesidad de abordar este fenómeno con carácter de urgencia”, advierte el informe.
Para Matías Figueroa, director del programa Europa de la Fundación Ayuda en Acción, “hace falta más orientadores, que sientan a alguien que los acompañe, que, si tienen un problema, sepan las instituciones cómo identificarlo. Debemos tener mucha más empatía, herramientas para identificar ese tipo de problemas, y eso se identifica en el momento que tienes un apoyo colectivo”.
Hipótesis incorrectas
El estudio permite desmontar ciertas hipótesis que hemos creído como ciertas hasta ahora. Entre otras, que las personas de las grandes urbes o pequeños pueblos sufren más soledad. Estos sentimientos se dan más comúnmente en jóvenes de ciudades de tamaño medio (entre 50.000 y 500.000 habitantes), los cuales presentan una probabilidad del 37 por ciento mayor de sufrir soledad.
Los jóvenes de ciudades de tamaño medio presentan mayor probabilidad de sufrir soledad
También, se indica que las redes sociales no son importantes para la soledad pero que la presencialidad en las relaciones con amistades sí que la tiene. A pesar de que hemos creído que, con el uso extensivo de las redes sociales, los jóvenes experimentarían una mayor soledad, el estudio difiere al respecto.
Incomoda pedir ayuda
Por otra parte, no debemos confundir términos como soledad y aislamiento social porque uno puede estar rodeado de mucha gente y sentirse solo. De hecho, casi la mitad de los jóvenes que admitieron sentirse en soledad no están insatisfechos con el número de amigos que tienen.
El informe también resalta que nueve de cada diez jóvenes asegura tener a alguien a quien pueden acudir si tiene problemas, pero solo uno de cada tres se encuentra cómodo hablando sobre su situación de soledad y pidiendo ayuda. Figueroa apunta: “las amistades es lo que más influye, porque se vive una transición que implica alejarte de la familia para empezar un camino acompañado de amigos, que adquieren un gran significado”.
Solo uno de cada tres jóvenes se encuentra cómodo hablando sobre su situación de soledad
Con todos estos datos encima de la mesa, los autores hacen una serie de recomendaciones para abordar la problemática de la soledad no deseada de la juventud, que pasan por prevenir, detectar e intervenir, así como saber su percepción e investigar sobre las posibles causas e identificar soluciones para poder abordar el problema de la mejor forma posible.
Abogan así por construir escuelas inclusivas que contemplen la educación emocional; proteger la salud mental en la adolescencia y la juventud; fomentar la participación juvenil y las relaciones sociales mediante el ocio saludable; desarrollar servicios de atención juvenil orientados a reducir la soledad; integrar y reforzar el ecosistema institucional, reforzar también las políticas educativas, de empleo y de inclusión social, e impulsar acciones para reducir la soledad a través de las universidades.
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