Una mujer en silla de ruedas supera la inundación de la DANA en Picaña
“Al menos sigo con vida y tengo una casa”
Ha transcurrido una semana desde que las lluvias provocadas por la DANA arroyaron más de 200 vidas. Pero también se llevaron por delante coches, negocios, cultivos y las ilusiones de miles de valencianos. Pese a todo, estos días en la zona cero de la catástrofe sólo existe un tipo de suerte: “estar vivo”.
Por Servimedia
Montse Alabarta vive muy cerca del barranco del Poyo, en Picaña, una localidad ribereña que se vio inundada por la crecida del río como las vecinas Torrent o Paiporta. Aferrada a su silla de ruedas por una enfermedad degenerativa, ha visto cómo el agua arrollaba las aceras de su pueblo o casi acaba con su vida.
“Soy una persona con problemas de movilidad, así que vivo en una planta baja, que es lo más habitual, totalmente adaptada, sin escalones, para tener accesibilidad con mi silla de ruedas”, explica en una entrevista a Servimedia.
Montse está acostumbrada a las crecidas del barranco y creyó que era ‘una más’. Pero mientras se lo contaba a su hijo en una videoconferencia, “entró una tromba de agua y en apenas cinco minutos el agua ya llegaba a la altura de la ventana”, rememora. “Estábamos atrapados. No había escapatoria porque tampoco podías abrir la puerta y salir. Ya te digo que la fuerza del agua era impresionante, entró como una catarata”.
Ella fotografió con la cámara de su móvil el instante en el que las rejas de su ventana pasaron a convertirse en los barrotes de su prisión.
Una semana después se siente “afortunada” porque en ese momento se encontraban sus hijos (ya mayores) en casa y pudieron ayudarla. “Si la tromba de agua me llega a pillar sola, me habría puesto a llorar y lo peor es que no habría salido”.
Pero esta aguerrida madre a la que la que la fuerza de sus músculos puede que le fallen, puso a funcionar su cerebro. “Lo único que podía hacer era utilizar mi cabeza y dirigir a tres chicos jóvenes y fuertes. Así que les iba diciendo lo que había que hacer en cada momento”. Y con sentimiento agridulce reconoce: “Al menos sigo con vida y aún tengo una casa”.
Pese a todo, Montse Alabarta se siente afortunada porque en ese momento se encontraban sus hijos (ya mayores) en casa y pudieron ayudarla
Otra de estas personas ‘afortunadas’ es Diego Caballero. Este valenciano que vive en Algemesí, otra de las zonas azotadas por la DANA, es el presidente de la Asociación de Esclerosis Múltiple de la zona y persona afectada por esta enfermedad neurodegenerativa.
Diego explica que la entidad no cuenta con una sede física, sino que ofrece cobertura a todos los afectados a través de acuerdos con distintas clínicas de localidades vecinas. “Nuestro ámbito de actuación es muy amplio por la dificultad que tienen la mayoría de nuestros socios para desplazarse por la propia enfermedad”.
Precisamente, esos problemas motores son los que le llevaron a adaptar una nueva vivienda a la que tenia pensado mudarse en breve junto a su mujer y sus hijas. “Allí viviría en una habitación situada en la planta baja”, relata. Sin embargo, cuando el martes pasado empezaron las fuertes lluvias aún continuaba viviendo en su piso actual, en una segunda altura. “De habernos trasladado antes, habría sido un desastre por completo porque lo habría perdido todo, bueno”, y hace una pausa. “Me habría quedado ahí. Y punto”. Por eso, al igual que Montse reconoce que “pese a que se ha inundado el ascensor del edificio es una persona con suerte”.
Hacer un mapa de lo más urgente
Tras la tragedia, aún no se han cuantificado las pérdidas y, por ende, tampoco las necesidades. Estos días las entidades sociales que trabajan con la discapacidad se reúnen para dibujar el mapa de ‘lo urgente’.
La Confederación de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad Valenciana (Cocemfe CV), en colaboración con el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad de la Comunidad Valenciana (Cermi CV) y la Conselleria de Sanidad de la Comunidad Valenciana, tratan de llegar a cada domicilio. Pero los voluntarios, a menudo, se encuentran con una nueva realidad: aquellas casas ya no existen.
Se cumple una semana desde el siniestro meteorológico y ahora empieza a despejarse el barro de las calles y algunas incógnitas acerca de las necesidades perentorias de los afectados, especialmente aquellos que presentan algún tipo de discapacidad.
Se está organizando un circuito de donaciones de material ortoprotésico para aquellos que lo necesiten
“Se está organizando un circuito de donaciones de material ortoprotésico para aquellos que lo necesiten; así como estamos elaborando un formulario para concretar el tipo de ayuda que necesiten las personas con discapacidad”, explica la responsable de Comunicación de Cocemfe CV, Lina Soler. “Nosotros hemos reunido alrededor de 6.000 mascarillas, pero hace falta mucho más”.
Además, la Consejería de Sanidad del Gobierno valenciano, en coordinación con Cruz Roja y el Colegio de Farmacéuticos de Valencia, ha habilitado el número de teléfono 965 918 658 para que los pacientes crónicos que se encuentren en zonas afectadas por la DANA expliquen cuál es el material o cuáles son los medicamentos que necesitarían y dónde se necesitan.
También Plena Inclusión España ha abierto una línea de donación para poder atender las situaciones de emergencia de las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, sus familias y las organizaciones que les prestan apoyos.
Tras este suceso, en Cocemfe CV “se lamentan de que siempre sean las personas con discapacidad las que salen peor paradas en situación de emergencia”. Subrayan que cuando sonó la alarma “no dio tiempo a reaccionar, pero mucho menos a que estas personas se pusieran a resguardo”. Inciden en que “después de lo vivido durante la pandemia, lo sucedido nos debería llevar a redefinir los protocolos en situaciones de emergencia con personas con discapacidad”.
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