Este director, con tan solo 31 años, se define a sí mismo como un gran cinéfilo y apasionado del cine. Tras su paso por el Festival de Málaga, Calladita es su primer largometraje, materializado al conseguir recaudar 750.000 euros de 600 mecenas que creyeron en su proyecto en 60 países, el 95% de ellos extranjeros. Calladita ha sido la primera película financiada con NFT (siglas en inglés de Non-Fungible Token, tecnología que permite a los partícipes invertir e, incluso, recuperar y obtener un beneficio de la inversión realizada a través de internet).

Faus ha querido poner el foco al clasismo de la burguesía catalana, con una sátira sobre la diferencia de clase. “Este proyecto nació a raíz de un trabajo de final de máster, un corto que rodé en 2019”, explica el director. Desde la meticulosa selección del elenco hasta la búsqueda de localizaciones que encapsularan la esencia de la historia, cada detalle ha sido clave en el rodaje.

Faus conversó con varias empleadas para hacerla realidad. Afirma que quería reflejar “un lienzo con las verdades sobre una familia burguesa en Cataluña”. Una película con tintes de humor, narrada con precisión y astucia, llevándonos a los espectadores a vivir a través de la piel de otros una situación incómoda, perturbadora, pero con mucha fuerza.

“El cine es más que una forma de entretenimiento; es un llamado a la reflexión y la acción”, explica Faus. Para ello, se marca una trama donde las diferencias de clase y las injusticias coexisten. Pretende conmover conciencias y promover un diálogo sobre temas que, a menudo, se pasan por alto en la sociedad contemporánea.

El director cuenta que la inspiración de la temática para la película surgió de muchas conversaciones con empleadas domésticas de origen latinoamericano, que han trabajado como empleadas internas en entornos relativamente parecidos a la película. "Mi intención era hacer una sátira sobre este mundo, y qué mejor que a través de Ana”, apunta.

“Me gusta este color intermedio medio ligero, es una película que no va demasiado hacia ningún lado, ni hacia la risa, ni hacia el llanto. Es un tono complejo, que es lo que más me obsesionaba de la película, intentar mantenerlo ahí, en el cielo”, describe Faus.