Ferrán Cases, director de ‘Bye bye ansiedad’, monologuista y escritor
“Las tres claves de la felicidad son sumar, amar y apostar”
“No podemos esperar que personas que no conocemos de nada nos digan qué es lo que nos hará felices”, afirma Ferran Cases, un divulgador que ha dedicado su vida a luchar contra uno de los grandes males la sociedad actual: la ansiedad, la cual incluso le llegó a provocar parálisis. Como remedio contra ella, anima a buscar una felicidad que “generalmente tenemos a nuestro alcance”, pues “aspiramos a mucho más de lo que realmente necesitamos”. Para disfrutar de la vida, hace un llamamiento a sudar para conseguir nuestros sueños, amar y disfrutar de las relaciones sociales.
Por Rafael Olea
Ferrán Cases (Barcelona, 1984) comenzó con solo 15 años a padecer una ansiedad que le provocó parálisis al cumplir 21. Tras lograr recuperarse, se dedica a ayudar a otras personas que viven su situación. Para ello, creó el centro Bye, bye ansiedad y ha publicado varios libros, como El pequeño gran libro de la ansiedad o, más recientemente, Sí a (casi) todo (Ed. Diana). Sin perder el sentido del humor, intenta motivar a disfrutar la vida, alcanzar la felicidad y alejarse de ese estrés tan característico del mundo moderno.
¿Verdaderamente es posible vivir sin ansiedad?
Lo cierto es que no es posible vivir sin estrés y tampoco sin ansiedad, entendiendo esta como mecanismo de defensa. La ansiedad nos ha hecho sobrevivir y evolucionar. Estamos aquí porque nuestros antepasados advirtieron un peligro, como un depredador, y eso les generó una ansiedad que facilitó su huida y supervivencia. Al margen de eso, existe la ansiedad patológica, la que yo sufrí, y que sí se puede superar con herramientas que la contrarrestan. No tenemos que vivir toda la vida con ansiedad.
¿Vivimos tiempos de ansiedad?
¡Sin duda! Estamos perdiendo humanidad y eso nos proporciona ansiedad. Estamos en una sociedad hiperconectada, hiperestimulada y donde tenemos prisa por todo. Tantos estímulos, incertidumbre… acaban afectándonos. Un ejemplo son los adolescentes, que entran en redes sociales y reciben estímulos de cómo adelgazar, ser superfeliz, vestir a la última, tener un cuerpazo… Toda esa cantidad de estímulos motiva ansiedad. Es importante que en los últimos años hemos visto a gente famosa afirmar que tenían ansiedad, lo cual ha contribuido a que la gente normal perdiera el miedo a reconocerlo.
Asegura que tenemos todo lo necesario para ser felices. ¿Entonces por qué cuesta tanto llegar a serlo?
Seguramente porque aspiramos a mucho más de lo que realmente necesitamos. Si la felicidad para alguien es tener cinco Lamborghini o vivir en un dúplex de 400 m2 en el centro de Madrid, es difícil que llegue a ser feliz, pues a eso solo llegan cuatro afortunados. Por ello, invito a revisar qué nos puede hacer felices, pues generalmente lo tenemos a nuestro alcance. Se trata de conectar con uno mismo y decir, con esto que tengo estoy bien y me es suficiente. En el libro me explayo sobre cómo llegar a esto, aunque no es fácil, sobre todo para la gente joven porque, como decía antes, hay demasiados estímulos. Hay mucha gente en redes sociales enseñando cochazos o aireando un elevado estilo de vida, y eso tiene un precio.
"Aspiramos a mucho más de lo que realmente necesitamos"
Y viendo las redes sociales, podría parecer que hay quienes viven en un estado de felicidad permanente, sea ficticio o real.
¡Así es! Y la gente más amargada es la que más necesidad tiene de que los demás vean que es feliz. Aunque la mayoría queremos mostrar que somos felices, el problema viene cuando hay gente que nos dice cómo tenemos que serlo, aunque lo que nos proponga no nos motive.
Dice que no necesitamos reinventarnos ni resetearnos ¿Esto no choca con casi todos los manuales de autoayuda?
¡Por supuesto! Se pasan diciéndonos que nos tenemos que reinventar y cómo tenemos que hacerlo. Es increíble que una persona que no conoces de nada, te diga lo que te hará feliz, como, por ejemplo, levantarte a las cinco de la madrugada para hacer abdominales... A él puede hacerle feliz, pero no a todo el mundo. ¡Yo no madrugaré jamás para hacer abdominales! Prefiero levantarme más tarde y, si puedo, ganar una hora de lectura, eso sí que me hace feliz. Otra persona puede que disfrute levantándose muy tarde. Al final, se trata de escuchar lo que a cada uno nos aporta felicidad y no hacer caso a aquellos que se pasan el día diciéndonos cómo tenemos que ser y qué tenemos que hacer. Hay que tener una actitud entre estoica y hedonista, y disfrutar de la vida sin falso positivismo. No siempre hay que estar feliz. Hay días horribles y no pasa nada.
¿Cuáles son las claves que recomienda para ser feliz y desterrar la ansiedad?
Es complejo, pero las tres grandes claves de la felicidad son sudar, amar y apostar. La primera es debido a que, para conseguir metas o la felicidad, hay que sudar. Aquí recuerdo el debate de la cultura del esfuerzo: no puedes pretender ser millonario sin trabajar. Además, hay que amar. Uno de los últimos grandes estudios de Harvard muestra que una de las cosas que más felices nos hacen son las relaciones sociales. Por ello, tenemos que poner el foco en amar.
"No siempre hay que estar felices. Hay días horribles y no pasa nada"
La tercera clave sería apostar para conseguir nuestros sueños, metas, mejorar en nuestra vida, etc. De ahí el título de mi último libro: Di sí a (casi) todo. Apuesta, lánzate… a veces un tren pasa una vez en nuestra vida. Esta actitud me ayudó mucho a no tener ansiedad y también a tener felicidad. Evidentemente, hay días, semanas o meses malos, pero podemos gestionarlo.
Desvela en su libro que se arrepiente de no haber apostado y tratado de subirse a ese tren que solo pasa una vez en la vida cuando flirteó con la mismísima Scarlett Johanson. ¿Esto no le generó ansiedad?
¡Sí, absolutamente! En el libro resalto que todas las historias son verídicas. Pensé que nadie me iba a creer, pero es cierto. Me gusta poner humor, reírme y contar anécdotas como esta, que es divertida. Sí estuve con Scarlett Johansson cuando trabajando en Vicky Cristina Barcelona. Nos miramos cuatro veces y me monté una película de la hostia con “y si, sí”. Es bonito de contar.
Mientras muchos expertos en psicología insisten en fomentar el ‘no’, usted apuesta por decir sí a (casi) todo.
Así es. He puesto el ‘casi’ para curarme en salud. Está claro que hay cosas ante las que hay que decir que no, pero intento explicar la importancia de decir sí: es una manera de positivar. Es verdad que muchos psicólogos nos están diciendo que tenemos que poner límites y decir que no. Es algo que entiendo, pero no es lo mismo poner un límite desde el no, que desde el sí. Si quieres cambiar de trabajo, no es lo mismo decir que no y quedarte sin él, que decir que sí [quieres cambiar] y buscar activamente otro nuevo. Si te ofrecen una quedada y no te apetece ir, no es lo mismo decir que no quieres salir, que decir que sí quieres quedarte en casa a leer. El sí en nuestra cabeza es mucho más poderoso que el no. Por ello, enfoco todo a esa actitud. Decir no se percibe como algo negativo, mientras que hay palabras, como el sí, que motivan al cerebro.
Menciona hábitos que ayudan a vivir mejor. ¿Puede poner ejemplos?
Hay hábitos que está demostrado científicamente que funcionan muy bien y llevo años sacando bandera de ellos para que todo el mundo los haga. Por ejemplo, meditar, hacer yoga, deporte… Son hábitos que tienen beneficios pues trabajan con el nervio vago, el sistema nervioso… Lo importante es hacerlo bien. Hay gente que quiere empezar a meditar y lo que hace es comprarse leggins sexis, un cojín de yoga, decorar un rincón de su casa con un Buda e incienso, y publican fotos con ello en las redes sociales. Trato de sacarlos de ahí y decirles que fregando los platos también se puede meditar. Se trata de reajustar las cosas que ya hacemos y huir de lo material. Son pequeños hábitos que pueden ayudarnos a ser más felices o estar en esa sintonía de serenidad, de tranquilidad, de calma.
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