Los jóvenes con discapacidad perciben de media un salario de 13.923 euros
La juventud con discapacidad dibuja el futuro
El futuro de la humanidad depende de la energía, las ideas y las aportaciones inagotables de la juventud. En línea con esta afirmación del secretario general de la ONU, António Guterres, la sociedad debería apoyar a los jóvenes para que puedan contribuir a un mundo más justo en el que la inclusión social y laboral sea una realidad, también para aquellos que tienen una discapacidad.
Por Patricia Encinas
Cada 12 de agosto desde el año 1999 se celebra el Día Internacional de la Juventud auspiciado por la Asamblea General de la ONU. Esta proclamación, además de ser un reconocimiento simbólico, establece una plataforma para abordar los desafíos específicos a los que se enfrenta la juventud, y también los jóvenes que tienen una discapacidad.
Estos representan el 5,8% del total de la población con discapacidad en edad activa en nuestro país, mientras que, en la población sin ella, los jóvenes son el 14,7%, según la actualización reciente de la principal fuente de datos sobre discapacidad y empleo (El empleo de las personas con discapacidad 2022, INE), recogida por el Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo de Fundación ONCE, Odismet (‘www.odismet.es’), cofinanciado por la Unión Europea.
A la luz de estos datos se podría decir que, entre las personas con discapacidad oficialmente reconocida, los jóvenes son relativamente pocos. Sin embargo, en encuestas que miden y contabilizan no solo la discapacidad oficial (estar en posesión de los distintos certificados que la acreditan), sino volumen de población con problemas en el desarrollo de actividades básicas de la vida diaria, como es la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situación de Dependencia (EDAD. INE 2020), los jóvenes representaban cerca del 9% de las personas con discapacidad en edad laboral.
La evolución de la población con discapacidad en general ha experimentado un paulatino incremento, por lo que los jóvenes con discapacidad han seguido su estela de manera similar o incluso más intensa. Desde 2014, el incremento del número de personas con discapacidad es del 100,7%, mientras que el segmento de jóvenes ha crecido un 39%.
Jóvenes y empleo
Del total de contratos realizados al conjunto del colectivo en 2022, exclusivamente el 8,8% se cubrieron con menores de 25 años. Una vez más, las mujeres son las peor paradas en cuanto a datos de contratación. La suma de sus empleos representa el 34,7% del total de contratos creados para jóvenes en el colectivo. Entre la población general, este comportamiento es muy diferente, dado que, de los 3.991.766 contratos realizados entre la población joven, el 45,9% recayó en mujeres.
La conjunción de contratación y características laborales describe unas condiciones salariales para los jóvenes con discapacidad notablemente dificultosas, dado que perciben uno de los salarios más bajos, de apenas 13.932 euros brutos anuales, es decir 6.868 menos que la media del colectivo y 2.790 menos que los jóvenes sin discapacidad. Se trata de unos datos esperables dado que las condiciones salariales suelen estar condicionadas por la experiencia laboral, formación y tipo de ocupación, entre otros factores, y los jóvenes se posicionan en los peores registros en relación con estas variables.
Solo el 8,8% de los empleos a personas con discapacidad se cubrieron con menores de 25 años
Con el fin de mejorar la formación tecnológica de las personas con discapacidad y acercarlas a las posiciones que demanda el mercado laboral, Fundación ONCE cuenta con el programa Por Talento Digital, una iniciativa que está ayudando a muchos jóvenes con discapacidad a ocupar puestos cualificados y bien remunerados. El testimonio de Denis Iban corrobora esta afirmación.
Este joven nació en Rumanía hace 22 años, pero a los cinco se vino a vivir a España con su familia. Su discapacidad, que le lleva a ser usuario de silla de ruedas, no ha mermado ni un ápice su carácter inquieto y, como él reconoce, “competitivo”. Este último aspecto fue el que le llevó a entrar a formar parte de un club semiprofesional de e-sports (deportes electrónicos) en el que llegó a ser el mánager.
“Tuve que dejarlo —explica— porque cuando empecé el bachillerato quise ponerme a prueba en el entorno laboral y comencé a trabajar como comercial en una asesoría energética, y la vida ya no daba para más”. Después, Denis decidió matricularse en un grado superior de Administración de Empresas, estudios que compaginó con un trabajo en el departamento de atención al cliente de Supermercados Día.
Formación digital
Fue entonces cuando se enteró de que Fundación ONCE imparte cursos específicos en formación digital y decidió apuntarse a uno de programación en Java. Y es precisamente esta última formación la que le ha abierto las puertas a un empleo con el que, además de ganarse la vida, disfruta. “La verdad es que antes de acabar el curso ya tenía ofertas para comenzar a trabajar. Finalmente me decidí por Telefónica, en la que comencé como becario y en la que sigo porque, tras terminar las prácticas, me ofrecieron quedarme”, afirma.
Denis destaca que la formación de Por Talento Digital, de Fundación ONCE, aporta una buena base técnica y facilita la relación con las empresas interesadas en contratar perfiles tecnológicos “que en la sociedad actual son fundamentales”. Además, afirma que no ha encontrado demasiados problemas para acceder al empleo por el hecho de tener una discapacidad. “Si acaso alguna barrera física por no estar adaptado el tren de Cercanías para sillas de ruedas, pero como soy un tipo resolutivo, aunque haya tardado más tiempo, siempre he llegado a donde tenía que llegar, y en lo que respecta a mis compañeros, la verdad es que siempre me han tratado como a uno más”.
El joven, que en la actualidad vive con sus padres, quiere seguir formándose para poder acceder a puestos que le permitan poder pagar una casa y ser independiente. “Siempre me he buscado la vida solo, y por eso sé que se puede. Los jóvenes con discapacidad no nos podemos autolimitar. Yo pienso que siempre que lo voy a conseguir”.
El caso de Denis está en consonancia con la evolución del número de contratos que en los últimos años dibujan una tendencia positiva. Tras los efectos de la pandemia (con una pérdida del 33%), la recuperación parece consolidarte en este segmento. En 2022 se alcanzó la cota más alta de contratación a jóvenes con discapacidad, con un incremento del 16%, encadenando dos años consecutivos de crecimiento. El reto está ahora en que ellos se sigan formando y que las empresas les den la oportunidad de demostrar su talento.
Estudios
El 35,2% de los jóvenes con discapacidad no supera los estudios primarios, es decir unas 39.100 personas. El nivel formativo de los jóvenes con discapacidad es claramente inferior comparado con las personas de 16 a 24 años sin discapacidad. Entre estos últimos, se registran pocas personas por debajo de los estudios primarios. Sin embargo, en el colectivo representan más del 35,2%. Lo mismo ocurre en el extremo opuesto, un 4,6% de jóvenes con discapacidad tienen estudios superiores, siendo el nivel de sus homólogos sin discapacidad del 15,5%.
Fundación ONCE trabaja para revertir esta situación y jóvenes como Elena Pug son ejemplo de que cuando se quiere, se puede, tal y como ella relata: “Hay que hacerse escuchar. Si te lo propones, alguien lo hace y el resultado, merece la pena”, defiende esta valenciana de 24 años a quien su discapacidad visual, causada por la falta de iris (aniridia) como consecuencia de una mutación genética, no le ha impedido acceder a formación superior.
El 35,2% de los jóvenes con discapacidad no pasan más allá de los estudios primarios
“Yo, como mis tres hermanos y mi padre, nacimos así y si bien ellos siempre han estado afiliados a la ONCE, yo lo hice hace poco tras un aumento de la pérdida de visión”, explica.
Elena siempre ha sido una alumna brillante, lo que le facilitó conseguir una beca de Colegios del Mundo que le permitió hacer el bachillerato internacional en Trieste (Italia). Tras volver a España, hizo un curso de Derecho y Relaciones Internacionales en la IE University, en Segovia. “Me di cuenta de que no era lo mío y comencé Trabajo Social en Valencia. Al año siguiente, decidí optar al Programa de Intercambio Internacional de la Universidad de Valencia y, con una Beca Oportunidad al Talento de Fundación ONCE, me fui a México”. Este curso ha estado haciendo prácticas curriculares y ahora está terminado el trabajo fin de carrera (TFG). “Además acabo de conseguir una beca CRUE de Fundación ONCE y próximamente voy a comenzar las prácticas remuneradas en el Grupo Social ONCE”, añade llena de entusiasmo.
Elena, que asegura no haberse sentido discriminada por su discapacidad, “y si en algún momento alguien ha actuado de modo poco empático ha sido por desconocimiento”, reconoce que siente un poco de vértigo ante el futuro inmediato. “Tengo muchas opciones y no sé por cuál de ellas me voy a decantar” afirma. “Tal vez haga un máster, tal vez oposite…, pero lucharé por conseguir lo que me proponga”, concluye.
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