“No hay que dejar que el enfado de los demás modifique tu rumbo”
“No hay una línea de demarcación tan clara entre el humor y la tristeza, la realidad es una mezcla de ambas”, afirma Xavi Puig. El director del digital satírico ‘El Mundo Today’ debuta en la novela con La mejor persona (Ed. Temas de Hoy), una adictiva e incómoda novela sobre un sensible inadaptado relegado por la sociedad a un segundo plano.
Por Rafael Olea
Puig reconoce que “la realidad es el alimento de la ficción”, elogia la interacción (buena o mala) con los lectores y subraya que “no hay que trabajar con miedo, tampoco en el humor”.
Aparte de su trabajo guionista y codirector de 'El Mundo Today', ha sacado tiempo para publicar su primera novela. ¿Cómo surgió la historia para escribir La mejor persona?
De la necesidad de enfrentarme a un proceso de escritura de cocción lenta, que me permitiera profundizar en algunos asuntos que quería contar. Había cierta ambición profesional de ponerme a prueba en otro terreno y también algunas cosas que decir y que, hasta entonces, no había podido expresar como quería.
¿Hay quien se ha sorprendido de este cambio de Xavi Puig, de la mordaz sátira de la actualidad en 'El Mundo Today' a la novela?
Aunque la premisa de la novela es cómica y tiene humor, es cierto que no es en absoluto una comedia. Pero la sátira no siempre busca la risa, y la novela dibuja un retrato de la inadaptación social que muchas veces he plasmado también desde el humor. No hay una línea de demarcación tan clara entre el humor y la tristeza, la realidad es una mezcla de ambas. Yo creo que los lectores de 'El Mundo Today' saben que nos gusta el humor melancólico, nunca hemos sido exactamente unos “cuentachistes”. Pero, indudablemente, la oscuridad que reside en la novela ha sorprendido incluso a los que me conocen bien. Ahora me conocen un poco mejor. Llevaba más tristeza dentro de la que yo mismo creía que albergaba.
"Antes, soltabas cualquier cosa desde tu atalaya y nadie te replicaba. Ahora la gente habla sobre lo que has hecho", dice Puig
En la novela hay humor, lúgubre a veces, en torno a un totémico protagonista: Camuñas, un invisible e inadaptado segundón que tiene la necesidad de conectar con gente, y cuanto más trata de ser mejor persona, menos lo consigue. ¿Cómo dio con él?
El personaje, con sus miedos y sus torpezas, es un compendio de comportamientos que he observado y también de dificultades que yo mismo he tenido que enfrentar. Pienso que todos llevamos un Camuñas dentro, aunque expresado quizá de formas más sutiles, menos evidentes. Esa es la clave de la novela: el lector acaba identificándose con su sufrimiento, con sus dificultades para encajar en un entorno hostil. El personaje salió de la vida misma.
¿Puede adelantar algún ‘spoiler’ de alguna de las vicisitudes de este antihéroe?
Basta con contar que el protagonista tiene tantas ganas de conectar con alguien que recibe un email de spam de una supuesta chica rusa que lo quiere conocer y él responde y le va contando su vida. A partir de ahí, vemos cómo esa vida se va complicando porque toma una y otra vez malas decisiones.
Recuerda a Buster Keaton. Aparentemente no tiene humor, nunca sonríe, pero es desternillante.
Es una buena referencia, sí. Por el humor involuntario, por la torpeza de una persona que no sabe desenvolverse en la vida. Nos reímos de él, pero es una risa incómoda y no precisamente liberadora. El personaje nos recuerda las propias flaquezas.
Hablemos de 'El Mundo Today'. ¿Puede decirnos cómo surgió y cómo sacan los ‘temas’ para seguir sorprendiéndonos y haciéndonos reír después de tantos años adelantando ‘la actualidad del mañana’ (lema del digital)?
Es un oficio y, como en muchos oficios, en el mejor de los casos acabamos envueltos en ellos porque hay cierta predisposición natural a ejercerlos. Lo que pasa es que, sin un método y una rutina de trabajo, la habilidad que traemos de fábrica no se desarrolla plenamente. Por tanto, al final las ideas brotan porque nos pasamos el día pensando en ellas, cribando, elaborando, escribiendo. En el humor, el flechazo es solo el punto de partida, las buenas ideas al final salen de un proceso alargado en el tiempo, a veces incluso tedioso. Insisto, como en cualquier oficio.
Un conocido dibujante lamenta que cada vez hay más ‘ofendiditos’ y una sociedad con la piel más fina. ¿Cómo es posible seguir haciendo humor en tiempos del ‘buenismo’?
Debo discrepar. Tras veinte años haciendo humor diariamente ante miles de lectores, lo que percibo es que mis lectores ahora tienen la oportunidad de reaccionar a lo que yo digo, ya sea para elogiarme o para enfadarse conmigo. Esa es la naturaleza del proceso comunicativo. Antes, soltabas cualquier cosa desde tu atalaya y nadie replicaba. Ahora, en cambio, la gente habla sobre lo que has hecho. Y debemos tener suficiente entereza como para que un comentario negativo no nos deje por los suelos.
Puig asegura que "ha habido marcas, personalidades públicas y partidos políticos que han intentando forzar el borrado de contenidos"
Rasgarse las vestiduras es una reacción infantil. ¿Hay insultos y conductas de acoso? Nosotros no las sufrimos, solo recibimos opiniones y juicios valorativos plenamente legítimos. No hay que dejar que el enfado de los demás modifique tu rumbo, pero la gente tiene todo el derecho a opinar sobre lo que tú comunicas públicamente.
¿Alguna vez se han metido en un ‘enredo' porque algún protagonista o receptor careciese de sentido del humor?
Ha habido marcas, personalidades públicas y partidos políticos (en realidad, solo uno, y siempre el mismo: el PP) que han intentado usar el sistema judicial o las amenazas para amedrentarnos y forzar el borrado de contenidos. Son hechos muy puntuales, pero graves, y están recogidos en el libro «Mejor no bromear con esto».
¿Hay algún tema del que le gustaría poder hacer humor pero no se pueda?
Hay temas que requieren una enorme maestría si se quiere hacer humor de ellos. Se puede hacer, pero es más difícil. Es legítimo intentarlo, claro está. Pero tampoco es necesario hacer humor de todo. Hay asuntos que agradecen otro tipo de mirada que no es la humorística. Pero el humor negro es un terreno pantanoso que, poniéndonos a prueba, nos permite aprender muchísimo. No hay que trabajar con miedo, tampoco en el humor.
¿La realidad sigue superando a la ficción?
La realidad es el alimento de la ficción. Hay una interrelación constante entre ambas, y es verdad que a veces confundimos una con otra. Los medios no ayudan con un discurso cada vez más estridente.
¿Qué opina cuando “noticias” de 'El Mundo Today' saltan a la “prensa seria” y esta se las apropia como si fueran de verdad? ¿Nos puede decir alguna de las que más le haya sorprendido?
Cada vez ocurre menos porque ya nos conoce todo el mundo, pero siempre recordaré el día en el que, en la cadena SER, medio en el que encima colaboramos, un redactor exclamó sorprendido que un cliente del restaurante de Ferran Adriá se había comido la cuenta creyendo que era otro plato.
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